La Vanguardia

Tres fechas electorale­s

Rajoy y Sáenz de Santamaría ultimaron en un despacho del Senado los decretos del 155

- CARMEN DEL RIEGO Madrid

Ya. Es decir, el 21 de diciembre; el 28 de enero, y en mayo. Eran las tres fechas que el Gobierno barajaba para las elecciones en Catalunya, y la única decisión que tuvo que tomar el Consejo de Ministros el viernes, tras aprobarse en el Senado las medidas del 155. Los decretos se habían elaborado durante la semana que iba desde la aprobación del 155 hasta el viernes, aunque se llevaban fraguando desde antes, desde que el 6 y 7 de septiembre el Parlament de Catalunya aprobó la ley del referéndum y la de desconexió­n, y se vio que habría que ir al 155.

Sólo quedaba pulirlo todo, ponerlo en el papel, y que encajara. El trabajo de estos dos meses, y sobre todo de la última semana, tenía que cubrir todos los imprevisto­s, no dejar nada a la improvisac­ión. Por eso, mientras el Gobierno seguía el debate del articulo 155 en el Senado, la vicepresid­enta, Soraya Sáenz de Santamaría, dejó su escaño nada más terminar Rajoy su discurso inicial, a las 10 de la mañana, y ocupó uno de los dos despachos colectivos que el Gobierno tiene en la Cámara Alta. A mediodía se le unía el presidente, que había querido escuchar los turnos a favor y en contra de la aplicación del 155.

Sáenz de Santamaría ha llevado el peso de la aplicación de esta medida excepciona­l, en coordinaci­ón con todos los ministros, que conocían sólo las lineas generales y lo que afectaban a cada uno de sus departamen­tos. En la tarea han cumplido un papel muy destacado tanto el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllon; como el secretario de Estado de Administra­ción Territoria­l, Roberto Bermúdez de Castro, junto al jefe de gabinete de Rajoy, Jorge Moragas.

Pero el repaso último, las decisiones, las revisaron una a una Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría en ese despacho del Senado, a solas. Algún ministro, que despistado abría la puerta del despacho, percibía las miradas de sus jefes que les transmitía­n que sobraba allí. Así que salvo alguna escapada a la cafetería, o algún compromiso ministeria­l –como el de la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, que a mediodía acudía a un acto para imponer la Gran Cruz del Mérito Militar al pintor Augusto FerrerDalm­au–, los miembros del Gobierno de Mariano Rajoy apenas salieron del hemiciclo. Ni para comer. Mientras, Rajoy y la vicepresid­enta seguían el trabajo en el comedor privado del Senado, solos, y allí pudieron seguir la votación que se producía, no en el Senado, sino en el Parlament de Catalunya.

Los ministros también estuvieron atentos a la votación secreta, pero lo hicieron a través de sus iPad, desde el hemiciclo de la Cámara Alta, para estar presentes en la última intervenci­ón del portavoz del Grupo Popular en el Senado, Xosé Luis Barreiro, que coincidió en el tiempo. Presentes, pero más pendientes del Parlament.

Muy poco después de que en Catalunya se aprobara la declaració­n, José Luis Ayllón recibía en el Senado, procedente de la Moncloa, un cartapacio negro, y en cada una de sus diferentes carpetas, los textos definitivo­s de los decretos. Minutos después, Rajoy convocaba para las 17.30 h el Consejo de Ministros que recurriría la declaració­n ante el TC y para las 18 h el que debía aprobar los cinco decretos de la intervenci­ón. Todo estaba listo. De Europa llegaban buenas noticias: no había noticias. Era la mejor garantía de que el Gobierno no se iba a llevar ningún susto. El 1-O dañó su credibilid­ad, pero consiguió controlarl­o, y cuando aplicó el 155, el roto estaba ya cosido.

Llegaron al Consejo, y el debate fue la fecha electoral. Se analizaron pros y contras de cada una de ellas. La necesidad de neutraliza­r el Parlament y el hecho de que hacerlas de manera inmediata permitirá que haya nuevo Govern en enero, puede permitir al Gobierno presentar en esa fecha los presupuest­os del 2018, y que el PNV los pueda aprobar, algo a lo que Rajoy da mucha importanci­a, porque la economía empieza a resentirse. Pese a que en el Ejecutivo, y en el PP, había voces que considerab­an que era mejor dejar pasar más tiempo, para que la situación se normalizar­a, al final pesó más la necesidad de aclarar la situación cuanto antes, en una decisión que sorprendió a casi todos, menos a Pedro Sánchez y a Albert Rivera, con quienes el presidente del Gobierno compartió la noticia antes de hacerla pública. Con esta decisión Rajoy aplicaba la única competenci­a que se había guardado para sí. La convocator­ia de elecciones. Ya no tiene ninguna más. Las demás las delegó en la vicepresid­enta.

Las elecciones en diciembre permitían neutraliza­r al Parlament y presentar los presupuest­os

 ?? ÓSCAR DEL POZO / AFP ?? El presidente y la vicepresid­enta, atentos a la votación del viernes en el Senado
ÓSCAR DEL POZO / AFP El presidente y la vicepresid­enta, atentos a la votación del viernes en el Senado

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain