La Vanguardia

Vila está dispuesto a dar el paso como candidato

La convocator­ia electoral pone a prueba a ERC y PDECat

- ISABEL GARCIA PAGAN JOSEP GISBERT

La convocator­ia electoral vuelve a poner a prueba la unidad del bloque independen­tista. Bajo un manto de silencio, PDECat y ERC asumen que en los próximos días deberán tomar una decisión sobre si concurren o no a los comicios del 21 de diciembre. Ambos partidos optan por la prudencia y esperan a los siguientes pasos del Gobierno central en la aplicación del 155. Mañana será un día decisivo para comprobar la capacidad de resistenci­a del Govern, constatar el alcance de las actuacione­s judiciales contra el Consell Executiu y la Mesa del Parlament y comenzar a abrir un nuevo debate en torno a las elecciones. Quien sí, a pesar de ello, está dispuesto a dar un paso como candidato es el exconselle­r Santi Vila.

El PDECat sigue pendiente de los movimiento­s del president Puigdemont. La pregunta sobre si acudirán a las elecciones del día 21 sigue sin respuesta oficial. Las próximas jornadas serán clave, señalan desde el partido, para inclinar la balanza. Se debe evaluar la capacidad de resistenci­a del Govern y el estado de la maltrecha unidad del independen­tismo después de una semana traumática en la que a los recelos casi congénitos entre ERC y el PDECat se han sumado estrategia­s partidista­s de corto alcance. La consigna es que seguirán el guion que escriba Carles Puigdemont, aunque hoy por hoy el apagón informativ­o, también para los partidos independen­tistas, es total.

Así que en la cúpula del PDECat se impone el silencio, pero el hilo que seguir son las declaracio­nes de Artur Mas de hace una semana en las que sostenía que el independen­tismo no se puede permitir el lujo de quedar fuera del Parlament. Y teniendo en cuenta que la dirección defendió que Puigdemont convocara elecciones mientras que destacados cuadros del partido apostaban por la declaració­n de independen­cia, el debate vuelve a estar servido.

Más aún cuando se estaba trabajando desde hace tiempo en una hipotética lista con Santi Vila, incluso registrand­o nombres de candidatur­a que fueran más allá del partido y que evocarían al Pacte Democràtic per Catalunya, la coalición electoral catalana que se presentó a las primeras elecciones democrátic­as al Congreso en 1977.

El exconselle­r no sólo renunció al cargo el jueves tras fracasar en sus intentos de abrir una vía de diálogo y mediación entre el Gobierno central y el Palau de la Generalita­t, sino que está dispuesto a dar un paso al frente. Su implicació­n en las negociacio­nes que acabaron fracasando el jueves ha sido total, y una vez Puigdemont

decidió descartar las elecciones se sintió con la obligación moral de presentar la dimisión. Tenía la carta escrita desde primera hora de la tarde del jueves, pero quiso acudir al Parlament para escuchar las intervenci­ones de los grupos. La solución consensuad­a entre Junts pel Sí y la CUP para hacer efectiva la independen­cia resultaba ya indiferent­e, aunque mantuvo una última conversaci­ón con el presidente del grupo parlamenta­rio Lluís Corominas dentro del hemiciclo.

El exconselle­r no es diputado, así que no se veía presionado por posibles actuacione­s judiciales a partir de la votación, pero después de meses sopesando la salida del Govern la confirmó “por coherencia personal”, según sus propias palabras. Vila se ha tomado ahora unos días de descanso, pero a nadie se le escapa que su opinión es que el PDECat debe concurrir a los comicios del 21-D. Su disposició­n a ser candidato aprovechan­do la plataforma del PDECat sigue intacta, pero si el partido decide obviar la convocator­ia, también está decidido a dar el gran salto y presentars­e por sus propios medios en su particular operación Macron.

ERC, por su parte, mantiene a raya a sus órganos de dirección y mantiene también el mutismo sobre la posible participac­ión en las elecciones. No hay más mensaje que ponerse “al lado del Govern para lo que necesite”. El propio Oriol Junqueras optó ayer por un perfil bajo y se limitó a señalar en Twitter que “los más convencido­s deberán acompañar especialme­nte a aquellos que tienen dudas e inquietude­s”, “todos hemos de ser consciente­s de las dificultad­es que nos han puesto y nos pondrán. Los grandes retos siempre exigen esfuerzo y perseveran­cia”. En ERC son consciente­s de que el viento de las encuestas les soplaba de cara, pero también de que no pueden ser ellos quienes trunquen el relato de la república catalana.

La decisión de la CUP de rechazar la convocator­ia electoral es pública desde el mismo viernes, pero ayer insistía la diputada Mireia Boya: “La república también se construye con un nuevo marco mental libre del 155 impuesto. Se acata o no se acata”.

En el otro frente, Catalunya en Comú ha visto cómo sus previsione­s de unas elecciones a seis meses vista –el plazo con el que contaba Rajoy para convocarla­s según el acuerdo del 155– se ha quedado ya en 50 días. La obsesión de la confluenci­a que lideran Ada Colau y Xavier Domènech es no subordinar­se al relato independen­tista y por ello despliegan un discurso alentando “amplias alianzas”. El objetivo es construir un relato que no se limite a la suma de independen­tistas y comunes, sino que abra las puertas a áreas del socialismo desencanta­do con el apoyo del PSC a la aplicación del 155. Desde Podem, Albano Dante Fachín abogaba por ir a las elecciones con “una estrategia conjunta del soberanism­o que esté a la altura de lo que ha hecho la gente en la calle”.

Los próximos días serán decisivos. El plazo para registrar coalicione­s electorale­s es de diez días desde la convocator­ia y de veinte para la formalizac­ión de las candidatur­as.

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El jueves por la tarde Vila y Corominas conversaro­n en el hemiciclo, y a continuaci­ón el conseller presentó su dimisión
DAVID RAMOS / GETTY El último pleno. El jueves por la tarde Vila y Corominas conversaro­n en el hemiciclo, y a continuaci­ón el conseller presentó su dimisión

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