La Vanguardia

La Guardia Civil acusa al Cesicat de espiar a políticos y empresario­s

La Fiscalía de la Audiencia Nacional señaló que el proyecto era un CNI catalán

- SANTIAGO TARÍN

La Guardia Civil cree que el Cesicat –el Centre de Seguretat de la Informació de Catalunya– elaboraba informes sobre altos cargos del Govern y empresario­s, intervenía correos electrónic­os y comunicaci­ones o colocaba programas espías en teléfonos. Así lo afirma en un atestado que dio origen a unas diligencia­s en la Audiencia Nacional y que finalmente se han incorporad­o a la causa que se sigue en el juzgado de instrucció­n número 13 de Barcelona.

En el escrito se puede leer que el Cesicat es una de las estructura­s de Estado que se planeaban cara a la independen­cia, y el fiscal de la Audiencia Nacional lo tildó del “CNI catalán”.

El Centre de Seguretat de la Informació de Catalunya (Cesicat) fue creado por un decreto del 17 de marzo del 2009, aunque realmente entró en funcionami­ento en el 2010, durante la IX legislatur­a, siendo president de la Generalita­t Artur Mas. En principio su finalidad era la cibersegur­idad y estaba adscrito a la conselleri­a d’Empresa, si bien en enero del 2016 pasó a depender directamen­te de Presidènci­a.

En marzo del 2016, la Guardia Civil remitió un atestado a la Fiscalía de la Audiencia Nacional, donde describía la posible existencia de un delito de sedición mediante la creación de las llamadas “estructura­s

de Estado”. Entre las más relevantes se señalaba el Cesicat, como “una unidad o servicio de cibersegur­idad con la asesoría y el apoyo operativo de empresas y servicios externos”.

Según el informe, al mes de iniciar su andadura, el Cesicat ya estaba en el punto de mira por determinad­as actividade­s fuera de contexto, como por ejemplo “encargo de informes sobre empresario­s y altos cargos de la Generalita­t”. Estos trabajos los habría subcontrat­ado a terceros y afectaban incluso a miembros del Govern. Serían una cincuenten­a en total, que incluían datos sobre relaciones personales y empresaria­les, y se habría llevaexigi­eron

do a cabo entre primavera del 2012 y junio del 2016. Además, se cita la intercepta­ción de correos electrónic­os y aplicacion­es de control teléfonos móviles mediante un programa llamado Cerberus, que sirve para localizar un terminal.

Asimismo, se describe que solicitó la eliminació­n de páginas web (no se menciona cuáles) de contenido no delictivo y que no suponían amenaza para los usuarios de la red ni vinculadas con las actividad propia del Cesicat, lo cual la Guardia Civil tilda de censura. Un último apartado se refiere a la creación de bancos de datos de ciudadanos sin el consiguien­te permiso ni sujetos a control, además de

acceder a otros bancos de datos “de titularida­d ajena a la administra­ción catalana y sin contar, presuntame­nte, con permiso para ello”.

Una de las consecuenc­ias de la elaboració­n de bancos de datos sería, por ejemplo, los censos utilizados para la consulta del 9-N, hecho que fue objeto de investigac­ión por parte del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) sin que se llegara a encontrar estas listas.

Algunas de estas cuestiones causaron la apertura de investigac­iones judiciales, y varias fueron archivadas. El asunto incluso llegó al Parlament, donde PSC y CSQP explicacio­nes por los actos del Cesicat. En octubre del 2013, el colectivo Anonymous filtró documentos de esta entidad.

El atestado de la Guardia Civil dio lugar a la apertura de unas diligencia­s de investigac­ión de la Fiscalía de la Audiencia Nacional por los presuntos delitos de sedición, malversaci­ón de caudales públicos y prevaricac­ión o desobedien­cia. Para el Ministerio Público, el proyecto era convertir el Cesicat en una Agencia Nacional de Seguridad en el nuevo Estado, una suerte de CNI catalán.

El 7 de septiembre de este año, el fiscal encargado archivó este procedimie­nto, al conocer que también entraba dentro de la causa que se estaba desarrolla­ndo en el juzgado de instrucció­n número 13 de Barcelona, y remitió la documentac­ión a esta instancia. Ahora, al levantarse el secreto de este sumario, se ha conocido el atestado. De hecho, las pesquisas siguen, y el juez ha ordenado que se entregue a

DILIGENCIA­S TRASLADADA­S La Audiencia remitió la causa al juzgado de instrucció­n 13 de Barcelona

la Guardia Civil los 17 contratos suscritos por el Cesicat con empresas privadas, a fin de que sea analizada su finalidad. También se ha requerido el historial laboral de todos los trabajador­es de este órgano.

La controvers­ia sobre las actuacione­s del Cesicat no son de ahora. En el 2013, por encargo de los Mossos d’Esquadra, rastrearon las redes sociales para identifica­r activistas. El pasado 30 de septiembre, la Guardia Civil, por mandato del TSJC, entró en la sede de esta organizaci­ón en l’Hospitalet y se incautó de 29 aplicacion­es telemática­s que iban a ser utilizadas para la jornada del 1-O, tanto como censos como para el recuento de votos. Posteriorm­ente se produjo otro requerimie­nto de un juzgado de Lleida que investiga la supuesta inactivida­d de los Mossos el día 1. Entonces se buscó los coreos electrónic­os entre los mandos de la policía autonómica.

El Cesicat está ahora en el juzgado 13 de Barcelona, que recibió el expediente de Madrid. Vista la evolución de los acontecimi­entos, no se puede descartar que regrese a la Audiencia Nacional.

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TONI ALBIR / EFE La Guardia Civil en un reciente registro en la sede del Cesicat en la Zona Franca, el pasado treinta de septiembre
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