El espíritu de d’En Roig se expande
La batalla vecinal que hace pocos días propició el cierre de la espeluznante narcofinca del 22 de la calle d’En Roig se expande por el Raval. Ahora los vecinos del 2 del pasaje Bernardí Martorell están resueltos a echar a los traficantes que, dicen, les insultan, amenazan y agreden. El edificio, propiedad de una entidad financiera, está ocupado por numerosas familias desde hace años. El Ayuntamiento trata de mediar para que las más vulnerables puedan conseguir un alquiler social. Hace un par de veranos, varios dominicanos se hicieron con una de las viviendas y expulsaron a sus inquilinos. “El trasiego de drogadictos es continúo. Cada vez venden más. Cada vez que arreglamos la puerta del portal la vuelven a reventar. El otro día le pegaron a un vecino. Pero ya no tenemos miedo. Si la gente de d’En Roig pudo echarlos, nosotros también lo lograremos”. La entidad Espai de l’Immigrant montó en uno de los pisos un consultorio médico para simpapeles. “El deterioro de la finca hace que cada vez venga menos gente –dice la asociación–. Les hacen redadas, pero al poco vuelven al negocio. Tenemos que expulsarlos a través de la denuncia pública”.