La industria del meme es balsámica cuando impera el ingenio
Los memes, esas fotos con ingeniosos montajes o mensajes que corren por las redes sociales, pueden ser el mejor de los bálsamos para distanciarse de problemas o realidades que pueden generar ansiedad, estrés e incertidumbre. ¡Pero cuidado! No todo vale en esa incontrolada industria del humor. Hay que ser muy consciente de que hay temas, bien sea por el dolor causado a personas concretas o por la cercanía en el tiempo, que no soportan bromas de mal gusto o malintencionadas. Pueden causar, en vez de una sonrisa, mucho daño. Por el contrario si el meme es ingenioso, su difusión podría resultar hasta terapéutica si actúa como un resorte de desconexión que ayuda a distanciarse del problema o drama.
El psicólogo José Elías recalca la gran capacidad que tiene el humor para “relativizar las situaciones más angustiosas, hasta el punto de ser el mejor de los bálsamos para atenuar el estrés y la ansiedad en situaciones conflictivas”. Y continúa: “Cuando tenemos un problema y nos reímos de él –aunque sea sólo mentalmente– conseguimos ver el conflicto con más distancia emocional, lo que a la postre nos puede ayudar a ver más cerca la resolución del conflicto”. Elías se remonta a los campos de concentración nazis para alabar las ventajas que tiene para el bienestar personal el “buen humor”. Los prisioneros que afrontaron “esa situación con un estado de ánimo positivo sobrevivieron más tiempo a ese infierno”, afirma. Reflexión que comparte Juan Cruz: “El humor saludable ayuda a distanciarse y también a mirar las situaciones conflictivas desde otros puntos de vista, lo que permite afrontarlas mejor e incluso darse un tiempo para interpretar el conflicto como oportunidad de mejora”. Y el entorno en el que se vive o aquel que se busca adrede para encontrar la sonrisa ejerce también un importante papel. “La clave pasa por desarrollar nuevas actitudes y aprender estrategias que ayuden a equilibrar los estados de ánimo, para afrontar los retos de cada día con humor, optimismo y madurar con mayores niveles de consciencia como personas y sociedad”, concluye Juan Cruz.