La casa Vicens, de Gaudí, recuperap todo su esplendor
La primera obra propia del genial arquitecto en Barcelona abre puertas el 16 de noviembre
El Gaudí menos conocido, la obra de un joven arquitecto que comenzaba a apuntar el genio universal en el que iba a convertirse, se revelará a partir del próximo 16 de noviembre en la Vila de Gràcia. Escondida en una calle secundaria de este barrio barcelonés, alejada hasta la fecha de las grandes rutas turísticas de la ciudad, la casa Vicens, el primer edificio proyectado por el arquitecto reusense en Barcelona, declarado por la Unesco patrimonio de la humanidad, será visitable después de que hayan culminado los trabajos de restauración y museización de la finca, adquirida por la entidad financiera andorrana MoraBanc a sus últimos propietarios hace tres años.
A lo largo de sus 132 años de vida (Gaudí recibió el encargo en 1883 y entregó la obra en 1885) la casa Vicens ha sido siempre residencia privada. Fue diseñada como casa de veraneo unifamiliar para disfrute del corredor de cambio y bolsa Manel Vicens i Montaner y su familia (esposa y una hija adoptiva). En este “Gaudí germinal”, según definió ayer a la casa Vicens el especialista en la obra del arquitecto catalán Daniel Giralt Miracle, se esbozan algunas de las esencias de la arquitectura gaudiniana que después tendrían un apoteósico estallido en otras construcciones más conocidas. De hecho, el edificio de la calle Carolines es la primera obra en la que Gaudí, por aquel entonces un prometedor arquitecto de 31 años, trató directamente con el propietario, que le confío el diseño y la realización de la casa. Así, en la casa Vicens se reconocen los elementos orientalizantes (en los arcos, en las puertas y ventanas, en las celosías) que tanto fascinaban al joven Gaudí a pesar –o quizás debido a ello– de que nunca fue un gran viajero. Pero, sobre todo, se apunta la que será una constante y una seña de identidad de su obra, en la casa Batlló, en la Pedrera, en el Park Güell, en la Sagrada Família: la simbiosis entre la naturaleza y la arquitectura, que en este caso apenas se traslada todavía a los elementos estructurales pero que sí está presente en la ornamentación, tanto exterior como interior. La casa Vicens viene a ser, en definitiva, un manifiesto fundacional de la obra del que sería uno de los grandes arquitectos de finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Las diferentes modificaciones y ampliaciones llevadas a cabo en la casa Vicens desde que, en 1925, el arquitecto y amigo de Gaudí Joan Baptista Serra de Martínez se hizo cargo de la reforma más importante provocaron la eliminación de muchos elementos originales. Entre ellos alguno tan destacado como la gran cascada insertada en un arco parabólico, que refrescaba la singular tribuna de la casa en los calurosos veranos de la Vila de Gràcia.
Los responsables del proyecto de restauración que ahora ha culminado han evitado al máximo interpretar cómo podían haber sido aquellos elementos desaparecidos .
La banca andorrana MoraBanc, que compró la finca en el 2014, ha invertido 4,5 millones para hacerla visitable
La intervención se ha desarrollado bajo la premisa de un proceso riguroso de recuperación patrimonial a partir de la investigación histórica y documental y de la necesidad de adaptar la casa Vicens a su nuevo uso como espacio museizado. En el proyecto, que ha requerido una inversión de unos 4,5 millones de euros por parte de MoraBanc –a los que se suman a unos 30 millones de la operación de compraventa–, ha intervenido un amplio equipo de profesionales, con participación destacada de los arquitectos José Antonio Martínez Lapeña, Elías Torres y David García, y la responsable del proyecto museístico, Marta Antuñano.
En unos tiempos en los que el turismo está en el punto de mira, la visita a la casa Vicens (se han establecido diferentes tarifas, aunque el precio de la entrada general se ha fijado en 16 euros), el director de este nuevo foco de interés, Joan Avellà, destaca el plan de impacto turístico
1. Exteriores. El uso de cerámica en la ornamentación externa de la casa propició la falsa leyenda urbana de que el señor Vicens era propietario de una fábrica de este material
2. Inspiración oriental. Las celosías que cubren las ventanas dan fe de la atracción que el diseño oriental ejercía sobre Gaudí, que usaba este elemento para regular luz y temperatura 3. Minuciosa restauración Un grupo de restauradores trabajaba ayer en la meticulosa recuperación de los colores originales del singular fumador de la casa Vicens elaborado y las medidas adoptadas para reducir el aforo. Las colas se harán en el interior de la finca, para así evitar aglomeraciones en una calle estrecha como es Carolines, y la afluencia de visitantes a lo largo de toda la jornada no superará las 550 personas. El objetivo es situarse en torno a las 150.000 visitas anuales.
La abundancia de detalles que pueden admirarse en la casa Vicens (donde se ha evitado casi por completo amueblar los espacios) aconseja dedicar largo tiempo a la visita. Llamarán especialmente la atención estancias tan originales como el fumador, de aires arabizantes, donde un hábil equipo de restauradores da estos días los últimos retoques para recuperar la policromía original que recubre paredes y techo. Las piezas que cubren este espacio están hechas en papel maché y con una técnica muy innovadora para su época.
La visita se completa con un espacio expositivo permanente, otro para muestras temporales (la primera propone un recorrido por 14 primeras casas proyectadas por grandes arquitectos contemporáneos de Gaudí), una tienda librería gestionada por la cooperativa de economía social La Capell y un espacio de cafetería y degustación, en el jardín, a cargo de la escuela de hostelería Hoffmann.
La casa Vicens es un compendio primerizo de los elementos que Gaudí desarrollaría en sus obras más conocidas El proyecto busca ser rentable, pero trata de minimizar el impacto del turismo limitando el número de visitas