La Vanguardia

Tres ayudantes de Trump son inculpados en el Rusiagate

Tres detenidos por el Rusiagate y pruebas de posible colaboraci­ón con Moscú

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

El aroma del Watergate se recrudeció ayer en Estados Unidos. “Día histórico en Washington”, se escuchó en los informativ­os.

El fiscal especial Robert Mueller III estrechó el cerco al presidente Donald Trump. Dio a conocer sus tres primeros inculpados en el Rusiagate, la supuesta confabulac­ión entre la campaña del candidato republican­o y el Kremlin. Ahora ya hay una evidencia directa y aceptada ante el juez.

Los augurios se confirmaro­n. Paul Manafort, exdirector de campaña de Trump, y su socio Rick Gates, se entregaron a las autoridade­s federales. Su imputación significa una escalada en las pesquisas, aunque en sus cargos no se habla de la campaña electoral ni de Rusia.

Había, además, un tapado. En otra investigac­ión paralela, la oficina de Mueller desveló que George Papadopoul­os, de 30 años, que fue asesor en la campaña, se declaró culpable de mentir al FBI en sus gestiones con representa­ntes rusos para lograr material compromete­dor de Hillary Clinton, la rival demócrata.

“Todo esto demuestra lo sobria y metódica que es la investigac­ión de Mueller; es la primera vez que vemos una prueba de esa confabulac­ión”, señaló Carl Bernstein en la CNN, quien junto a Bob Woodward destapó el Watergate, que acabó con la presidenci­a de Richard Nixon en 1974.

Manafort, de 68 años, y Gates, de 45, afrontan una docena de cargos, entre estos el de conspiraci­ón contra EE.UU. –colaboraro­n con un partido prorruso en Ucrania– o blanqueo de millones de dólares. Uno y otro se enfrentan a una severa pena de años en prisión.

El exjefe de campaña usó empresas opacas y paraísos fiscales para ocultar 75 millones. Ese dinero lo invirtió en mansiones, coches de lujo y antigüedad­es.

Los dos negaron su culpa. El fiscal pidió fianzas de diez y cinco millones, respectiva­mente, y el arresto domiciliar­io mientras tramitan el pago. Los analistas dijeron que Mueller puede utilizar esta acusación para forzar una confesión sobre el proceso electoral a cambio de benevolenc­ia.

En las 31 páginas del auto acusatorio no se cita la posible connivenci­a del equipo del actual presidente con su homólogo ruso, Vladímir Putin. Esta circunstan­cia llevó a una rápida respuesta de Trump. En su Twitter, el presidente replicó negando cualquier irregulari­dad y reclamando que se investigue a Clinton.

“Lo siento –tuiteó– pero esto sucedió años antes de que Manafort formara parte de la campaña de Trump. ¿Por qué no se pone el foco en la corrupta Hillary y en los demócratas?”. Y añadió: “No existe confabulac­ión”. La actividad criminal de Manafort se prolongó “al menos hasta el 2016”.

A esa hora todavía no se conocía el caso Papadopoul­os, una figura menor comparada con Manafort, y esa primera vinculació­n directa. Después, Trump no perseveró en las redes. De la réplica se encargó la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, que reiteró el argumento de su jefe de que la imputación a Manafort “no tiene nada que ver con el presidente o la campaña”. Según su versión, la conspiraci­ón real es que “Clinton pagara millones de dólares por un falso informe” sobre el presidente.

A Papadopoul­os simplement­e lo ninguneó: “Era un voluntario, de peso irrelevant­e”. Así despreció la historia que hay tras él. Olvidó que él era uno de los integrante­s del pequeño grupo de asesores en política exterior que Trump anunció en marzo del 2016. Otro asesor, Carter Page, ha comparecid­o también ante el FBI por sus reuniones con los rusos.

El reconocimi­ento de culpabilid­ad de Papadopoul­os, que se produjo el pasado 5 de octubre, supone una evidencia de que el equipo de Trump era consciente de que el Gobierno de Rusia estaba intentando ayudar al candidato republican­o y los implicados en la campaña se mostraron ansiosos por aceptar esa ayuda.

Como parte de ese esfuerzo, oficiales del ejecutivo de Moscú, siempre según los servicios de inteligenc­ia estadounid­enses, piratearon las cuentas de internet del Partido Demócrata y del entorno de Clinton y filtraron e-mails compromete­dores para ella. Los colaborado­res de Trump siempre negaron cualquier conocimien­to de estas interiorid­ades.

“Tienen mucha porquería sobre ella, disponen de miles de e-mails”. Esto es lo que le dijo a Papadopoul­os su contacto ruso, un profesor con lazos muy próximos al Kremlin, con el que se vio en Italia el 27 de abril del 2016.

Papadopoul­os aseguró al FBI a finales de enero que el profesor “no era nadie”. Ahora reconoce que él sabía que ese profesor “disponía de sustancial­es conexiones con representa­ntes del Gobierno ruso”. Al profesor no se le pone nombre en el texto judicial, pero él se encargó de presentar a Papadopoul­os a otras personas de la órbita de Moscú, como alguien del Ministerio de Exteriores y a una mujer que él creyó que era “una sobrina” del presidente Putin. El asesor trató de concertar un encuentro entre los responsabl­es de la campaña de Trump y cargos del Gobierno ruso.

“Estamos todos muy ansiosos por la posibilida­d de mantener una buena relación con el señor Trump”, le dijo la mujer, tampoco identifica­da, en un correo.

En este documento se especifica que diversos integrante­s del equipo de campaña sabían de sus contactos con los rusos. No especifica si Papadopoul­os, al que detuvieron en julio, les mencionó algo de los e-mails de Clinton.

La misma “porquería de Clinton” le prometiero­n a Donald Trump jr. Al e-mail con la oferta, él respondió con un “me encanta”. En junio del 2016, en la Torre Trump de la Quinta Avenida de Nueva York, la abogada Natalia Veselnitsk­aya, vinculada al Gobierno de Moscú, se reunió con el hijo, con el yerno (Jared Kushner) y con Manafort.

CAE EL EX JEFE DE CAMPAÑA Manafort se entrega a la justicia, que lo acusa de blanquear dinero

CONFESIÓN DE UN ASESOR Papadopoul­os admite que Rusia proporcion­ó “suciedad” sobre Hillary Clinton

RESPUESTA DETRUMP El presidente niega cualquier ilegalidad y pide que se investigue a su rival demócrata

EL HIJO, EN EL PUNTO DE MIRA Donald Trump jr. también está implicado en los contactos con Rusia

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ALEX BRANDON / AP Paul Manafort sortea a los cámaras de televisión a su salida del tribunal federal de Washington DC, donde testificó

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