George Papadopoulos

EXASESOR DE TRUMP

En plena campaña presidencial, Papadopoulos se reunió con un informante ruso que iba a proporcionarle “suciedad” sobre Clinton. Luego mintió al FBI al respecto. Ahora ha admitido que Rusia intentó influir en las elecciones.

George Papadopoulos aparece en la foto sentado alrededor de una mesa junto al entonces candidato Donald Trump durante una reunión de seguridad nacional. En marzo del 2016, Trump dijo de él que “es un chico excelente”.

Ayer le preguntaron a la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, si el presidente seguía pensando lo mismo de este exasesor de campaña que se ha declarado culpable de negociar con representantes rusos para que le dieran “porquería” sobre Clinton. La portavoz se fue por las ramas e insistió en que Papadopoulos no era más que un voluntario, de trabajo irrelevante.

Si se lee el documento de acusación, Papadopoulos se pasó meses en el 2016, en plena campaña, en una continua negociación con los rusos, en búsqueda de e-mails comprometedores y tratando de cerrar un encuentro entre el presidente Putin y Trump. Su labor de información al consejo electoral de política exterior no cesó, con “actualizaciones” del asunto de los e-mails, que supuestamente espías vinculados al Kremlin habían pirateado de la cuenta del Partido Demócrata y del entorno de Hillary Clinton.

Esta primera vinculación directa entre la campaña y Moscú, además de la imputación del antiguo jefe de campaña, Paul Manafort, y su asociado, Rick Gates, volvió a fijar de nuevo la atención en el fiscal especial Robert Mueller III.¿Tiene las horas conta- das? “El presidente dijo la semana pasada y yo he dicho muchas veces antes que él no tiene intención o plan de hacer ningún cambio en lo que respecta al fiscal especial”, respondió la portavoz.

Lo que seguro ha dicho Trump es que lo echará si considera que se excede en sus funciones. Y, con una piel tan fina como la suya, cuando algo le roza, tal vez ya ha ido demasiado lejos.

Estas primeras imputaciones demuestran que Mueller está dirigiendo su investigación hacia el círculo más próximo a Trump. Sus aliados se plantearon ayer en privado, según The New York Times, si ha llegado el momento de despedir a Mueller y decretar el perdón de los tres implicados. Los legisladores demócratas avisaron de su total oposición a cualquiera de estos movimientos.

Desde que en mayo se nombró al fiscal especial, Trump no ha cesado de calificar de “farsa” o de “caza de brujas” esta investiga- ción. Últimamente ha cambiado la táctica, dicen que por consejo de sus abogados,y ahora opta por exigir que la investigación deje de centrarse en él y se dirija hacia Clinton. La portavoz reiteró ayer que esperan que el Rusiagate “se cierre pronto”.

“El presidente no debe interferir, bajo ninguna circunstancia, en el trabajo del fiscal especial, en ningún sentido”, señaló el senador Chuck Schumer, demócrata por el estado de Nueva York y líder de la minoría en la Cámara. “Si lo hace, el Congreso ha de responder rápido, sin equívocos, y asegurar, en una acción de los dos partidos, que la investigación sigue adelante”, reiteró.

De momento, los conservadores y el propio Trump respiran porque la acción criminal contra Manafort se focaliza en sus negocios previos a la campaña, aunque esto, de por sí, habla muy mal de la capacidad del presidente para elegir a sus colaboradores.

Pero los opositores a esta Casa Blanca se afanaron en distribuir un tuit de Sean Hannity, estrella de la Fox y palmero del presidente, en el que, citando a Newt Gingrich, otro íntimo de Trump, señaló: “Nadie debe subestimar lo mucho que hizo Paul Manafort para ayudar a situar la campaña donde realmente está ahora”. El tuit es del 2016, año en el que Manafort aún hizo trapicheos y continuó haciendo lobby para un partido pro Putin en Ucrania.

LOS ELOGIO S Trump calificó de “chico excelente” a Papadopoulos, el contacto con los rusos

LA ADVERTENCIA Los demócratas avisan contra la tentación de despedir al fiscal especial Mueller