El fiscal pide cadena perpetua para el hermano de Mohamed Merah
El proceso del caso Mohamed Merah, primera matanza del yihadismo francés, que en 2012 fue precursor de otras tantas calamidades, llega a su término. Tras cuatro semanas de sesión, ayer la requisitoria fiscal contra los dos acusados: prisión de por vida para Abdelkader Merah, hermano del asesino, y 20 años para su compañero de banquillo, Fettah Malki.
En marzo de 2012, Mohamed Merah, un joven delincuente de origen argelino, mató a tres militares en Montauban y a un maestro y tres niños judíos de entre 3 y 8 años, en una escuela de Toulouse, antes de ser abatido por la policía. Aquel crimen anticipó casi todo lo que el yihadismo explicitó luego en Francia: una crueldad sin límites, especialmente al disparar a tres niños por ser judíos, y el fana- tismo pseudorreligioso mezclado con biografías de delincuente del extrarradio.
Abdelkader Merah, hermano mayor de Mohamed, está acusado de complicidad por haber ayudado “deliberadamente” en la “preparación” de los crímenes de su hermano, al ayudarle a robar la moto con la que se desplazó y en la compra de la cazadora que utilizó. También de haber integrado “un grupo criminal afiliado a Al Qaeda que preconizaba un islamismo yihadista”. Malki está acusado de haber procurado a Mohamed el chaleco antibalas, la pistola automática y las municiones que este utilizó. El abogado de Abdelkader estima que el proceso no ha presentado “pruebas concluyentes” de complicidad en los hechos. “Nunca tuve conversaciones religiosas serias con mi hermano”, ha dicho Abdelkader, que se define como un “musulmán ortodoxo que no llama a acciones violentas”. Abuelo de dos de los tres niños muertos y padre del progenitor de estos, un profesor de escuela judía también asesinado, Samuel Sandler ha calificado en el juicio a Abdelkader como el cerebro del cri- men de Mohamed: “Los nazis escondían sus crímenes, el asesino de mis criaturas estaba orgulloso de sus víctimas”, dijo.
Latifa Ibn Ziaten, madre de uno de los soldados muertos, explicó el calvario racista que sufrió cuando un inspector le explicó que su hijo , de origen magrebí, había sido muerto por ser traficante de droga.
Loïc Liber, un exparacaidista y única víctima que sobrevivió, tetrapléjico, al atentado, explicó por videoconferencia cómo aquello destrozó su vida entre una cama y un sillón: “Este proceso no me devolverá mi cuerpo, pero me serenará si se hace justicia y los crímenes no quedan impunes”, dijo el 25 de octubre.