Erdogan echa al alcalde de Ankara tras sustituir al de Estambul
El presidente turco busca renovar el AKP de cara a los próximos comicios
El alcalde de Ankara, Mehli Gökçek, cedió la vara de mando el pasado sábado, víspera del día de la República, a petición del presidente Recep Tayyip Erdogan. Gökçek sigue los pasos, con un mes de retraso, de Kadir Topbas y Recep Altepe, alcaldes, respectivamente, de Estambul y de Bursa, la cuarta ciudad de Turquía (en la tercera, Esmirna, gobierna la oposición).
El objetivo de Erdogan es, ostensiblemente, “rejuvenecer el partido” . Un argumento difícil de rebatir, puesto que el impredecible Gökçek llevaba 23 años en el cargo, al que accedió antes incluso de la creación del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). “No dimito porque lo haya hecho mal o esté cansado, sino porque Erdogan me lo pide”, dijo al parecer este antiguo periodista, de 69 años.
El arquitecto Topbas, por su parte, llevaba trece años al frente de Estambul, periodo en el que ha desplegado multitud de infraestructuras de primer orden, multiplicando las estaciones de metro y transformando radicalmente la superficie, con un horizonte de rascacielos y centros comerciales que aún espera a sus oficinistas.
El caso es que los comicios del 2019 prometen ser aún más reñidos que en el 2014, cuando el AKP se impuso en la capital turca por un puñado de votos. Otro tanto sucede junto al Bósforo, lo que ha llevado a Erdogan a levantar la alarma: “Perder Estambul es perder Turquía”.
A pesar de las apabullantes inversiones en Estambul, a Erdogan se le escapó por los pelos la victoria en el referéndum presidencialista de abril. Un disgusto para el hombre que empezó su carrera como alcalde de la metrópolis y que conoce bien su condición de trampolín político.
Aunque quince años en el poder no han desgastado a Erdogan tanto como desearía la oposición, los jóvenes han demostrado ser menos proclives a apoyarle. Por eso Erdogan critica “la fatiga mental” en su partido e invita a tomarse un descanso “a quien no pueda más”, puesto que necesitan
JORDI JOAN BAÑOS Erdogan podría ofrecer las grandes alcaldías a viejas glorias del partido a cambio de apoyo
“ganar la mitad de los votos más uno”. Actualmente, el AKP gobierna en 800 de las 1.397 corporaciones municipales.
Una nueva fuerza de derechas presentada hace una semana, el Buen Partido, que encabeza una exministra del Interior, Meral Aksener, sin duda le robará votos. Aunque no está claro que supere la barrera del 10% de votos para obtener representación, colocada en su día por los militares y que a tantas siglas de izquierdas ha dejado en la cuneta. Algo que se está corrigiendo a escala nacional con el voto útil al prokurdo HDP. Y que luego se neutralizaen a nivel local con el encarcelamiento de 80 de sus alcaldes.
Estambul, con 15 millones de habitantes, y Ankara, con cinco, manejan presupuestos mayores a los de varios países europeos. Sin olvidar que el giro presidencialista –que restará relevancia a la Asamblea– está devolviendoa los ayuntamientos a los políticos más ambiciosos, en un país donde la connivencia entre lo público y lo privado se visualiza en las paradas de metro inevitables a la puerta de cada centro comercial (e incluso dentro).
La renovación es también un modo discreto de desincrustar años de infiltración de Hizmet (la cofradía del golpista Fethullah Gülen). Al ya exalcalde de Estambul se le reprocha que la noche del golpe estuviera en Nueva York, a hora y media del cuartel general de Gülen, en las montañas Poconos, refugio tradicional de mafiosos neoyorquinos. Luego la detención de su yerno como presunto gülenista lo colocó en una posición insostenible.
El exalcalde Gökçek tiene sus propias teorías a este respecto: “Gülen usa duendes”. También sostiene que los sismos del Egeo son obra “de barcos de Israel”. Además de estrambótico, “Gök- çek es un corrupto”, según el antiguo viceprimer ministro, Bülent Arinc, tras un cruce de acusaciones sobre cuál de los dos estaba más “vendido a Gülen”.
Cabe decir que el nuevo alcalde de Estambul, Mevlut Uysal, es un fiel discípulo de Erdogan. Lo que no significa que tenga que ser el candidato en el 2019. Podría serlo el primer ministro Binali Yildirim, cuyo cargo desaparece. Algunos especulan con antiguos pesos pesados, como Gül o Davutoglu, misteriosamente callados. Otros se estremecen ante la facilidad con la que cargos electos son invitados a salir por la puerta falsa.