Un precedente real
El Barça debutó en Atenas en 1962 ante Juan Carlos y Sofía
El Barça juega hoy en el estadio Georgios Karaiskakis del Pireo. Por primera vez en competición oficial. Pero su debut en Atenas fue en 1962 y entonces ya se enfrentó al Olympiacos. Dos veces.
En los sesenta todos los equipos se buscaban la vida para disputar amistosos bien remunerados. Así, en los primeros días de 1962, el Barça protagonizó una gira relámpago por Atenas, donde nunca había jugado. Fue recibido con enorme expectación. Era un equipo dirigido desde la banda por Kubala, con estrellas como Evaristo, Kocsis, Villaverde, Zaldua, Pereda, Olivella...
El 3 de enero se midió con el AEK, al que superó por cero a seis, y dos días más tarde con el Olympiacos (0-2). Cerca de cien mil espectadores en total y un apoyo muy especial en la tribuna: la familia real española. Asistieron al primer partido los condes de Barcelona, la infanta Pilar, el príncipe Juan Carlos y la que era su prometida, la princesa Sofía. Por lo visto, Juan Carlos incluso pidió al presidente blaugrana Enric Llaudet que no metieran más goles “o no me van a dejar entrar en palacio”.
En el descanso, Llaudet hizo entrega de la insignia de brillantes y platino a Sofía y, según las crónicas, fue Juan Carlos quien “galantemente prendió el escudo en el traje de la princesa”. Llaudet explicó: “Le dije unas palabras en griego y ella me respondió ‘muchas gracias’ en un correcto español”.
Además, el capitán barcelonista Juanito Segarra subió al palco presidencial y ofreció a la princesa Sofía “un gran ramo de rosas rojas y amarillas”. Juan Carlos y su padre también asistieron al segundo partido, contra el Olympiacos y en este un balón despejado con fuerza fue a parar a la tribuna principal. “El esférico caía directamente sobre la cabeza de don Juan, que se aprestaba muy deportivo a despejarla, cuando el señor Llaudet, con rápido reflejo, lo blocó con las manos”, según se publicó.
La expedición blaugrana fue agasajada por el embajador español, Juan Ignacio Luca de Tena, quien lamentó que, por su reciente nombramiento, “aún no he recibido la remesa de vinos españoles solicitada, y no puedo brindar con ustedes con caldos de nuestra patria”. Lo hicieron con naranjada griega.
Pocos meses más tarde, el 14 de mayo, en Atenas se llevó a cabo la boda real entre los príncipes. Y poco después el Barcelona regresó para otros cuatro amistosos: de nuevo contra el Olympiacos (1-0) y el AEK (2-5), pero también con el Panathinaikos (0-2) y una selección de Salónica (2-1).
Las giras eran auténticos maratones. Una tortura para los futbolistas. Esta última, la de mayo, prosiguió con partidos en Lieja, Grenoble y Angers. El Barcelona regresó a casa el 7 de junio. El 14 se desplazó a Mantua para otro partido. Y tras un breve respiro, otro viaje agotador: a Sudamérica. Con partidos en Montevideo, Asunción, Guayaquil, Quito, Bogotá (2), Medellín, Cali y San Salvador. Se anularon los de Nueva York y Canadá. En total fue un mes de viajes y partidos. Y qué viajes. El de ida, por ejemplo. De Barcelona a Montevideo haciendo escala en Lisboa, Monrovia y Río de Janeiro. Salieron de Barcelona el 26 de junio a las 23.15 horas y no pisaron Uruguay hasta el día 28...
EL FÚTBOL DE LOS SESENTA Las giras eran auténticas torturas, hasta un mes de viaje con partido cada tres días