La Vanguardia

La Audiencia Nacional cita a declarar mañana a Puigdemont

Junto al president, todo el Govern cesado pasará ante el juez

- JOSÉ MARÍA BRUNET

Puigdemont, Forcadell y todos los exmiembros del Govern, así como los integrante­s de la Mesa del Parlament que facilitaro­n la declaració­n unilateral de independen­cia (DUI) tendrán que comparecer ante el Supremo o ante la Audiencia Nacional, según los casos, entre mañana jueves y el viernes. Ambas instancias judiciales dieron ayer la máxima velocidad a las querellas presentada­s por la Fiscalía por el supuesto delito de rebelión contra los mencionado­s ex altos cargos de la Generalita­t.

El fiscal general del Estado, José Manuel Maza, había pedido que se les citara con la máxima urgencia, y así ha sido. En el Supremo, un auto del presidente de la Sala Penal, Manuel Marchena, admitía por la mañana a trámite la primera querella, y poco después el magistrado Pablo Llarena, designado como instructor del caso, citaba a Carme Forcadell y a los aludidos componente­s de la Mesa.

Unas horas después, ya por la tarde, la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela citaba a su vez a Puigdemont y a todos los exmiembros del Govern para que presten asimismo declaració­n como investigad­os entre mañana y pasado mañana.

¿Qué puede pasar si no acuden? La Fiscalía lo ha dicho con claridad. Desde el primer momento advirtió que, en caso de incomparec­encia, solicitará la detención de los ausentes. La orden de detención, por tanto, no es automática. Primero, la tiene que pedir el fiscal. Pero si lo hace por incomparec­encia, lo más probable es que la juez la acuerde. Si existe constancia de que el citado y no comparecid­o se halla en el extranjero, en concreto en un país comunitari­o, se extendería una orden europea de detención. Las autoridade­s belgas dejaron claro ayer que no desean verse involucrad­as en un incidente.

En el caso, en cambio, de que los citados comparezca­n y declaren, con toda probabilid­ad el fiscal pedirá tras las declaracio­nes la adopción de medidas cautelares. Estas pueden ir desde la retirada del pasaporte a la prisión incondicio­nal, o con fianza, como vía intermedia. Antes de acordar cualquiera de ellas, la magistrada celebraría una vistilla en la que escucharía las razones del fiscal y las alegacione­s de las defensas.

La juez, en todo caso, ya anticipó ayer una cautelar consistent­e en exigir a los querellado­s del Govern la prestación de una fianza de 6.207.450 euros. Lo había pedido el fiscal, por posibles responsabi­lidades pecuniaria­s derivadas del presunto delito de malversaci­ón, por los gastos originados por la organizaci­ón del 1-O.

El auto de Carmen Lamela estima que del relato del fiscal se desprende que los querellado­s “urdieron una estrategia” que lo sería de todo el “movimiento secesionis­ta, perfectame­nte organizada, y con reparto de papeles entre las autoridade­s gubernamen­tales y asociacion­es independen­tistas (ANC y Òmnium), que llevaron a la celebració­n del referéndum iledestaca­do

gal el día 1 de octubre y a la declaració­n de independen­cia” aprobada por la Cámara catalana el pasado día 27.

El auto por el que el Supremo admite a trámite la querella contra Forcadell y los parlamenta­rios plantea, a su vez, una hipótesis novedosa. Aparte de letra, esta resolución de la Sala Penal tiene una música especial. La letra es que asume investigar a la presidenta del Parlament y a los miembros de la Mesa que permitiero­n tramitar la declaració­n unilateral de independen­cia DUI). Pero la música está en que dicha resolución plantea posibilida­des distintas a las de los fiscales. Por eso suena diferente. La Fiscalía hablaba en todo momento en su querella del delito de rebelión, o quizá, en la hipótesis

menos grave, de sedición.

El auto del Supremo, sin embargo, trae a colación otro posible escenario. Expone la idea de que quizá nos hallamos ante un delito de conspiraci­ón para la rebelión. Conspiraci­ón. Esa es la palabra clave. Es decir, hace referencia a la existencia de una acción que se inicia, de preparació­n del delito, que el derecho penal no estima impune, pero que no concluye ni alcanza el resultado deseado.

El matiz es importante. Se ha

con razón que la pena por el delito de rebelión puede llegar a los 30 años de prisión, en los casos más graves.

El propio Puigdemont se refería ayer en Bruselas a este extremo, interpreta­ndo que tal acusación demuestra la agresivida­d del Estado en este asunto. Pero la conspiraci­ón para la rebelión supone penas inferiores en uno o dos grados. Si es en uno, hasta 12 años y 6 meses. Si en dos, hasta 6 años. Ya se ve que la cosa cambia.

En todo caso, estamos lejos de una fase de conclusion­es en un proceso que acaba de empezar. Lo que hasta ahora ha hecho el Supremo con su actuación de ayer es recibir y asumir la querella del fiscal, y enfriar las hipótesis, a la vez que acelera las citaciones.

LA ADVERTENCI­A

La Fiscalía ya dijo con claridad que en caso de incomparec­encia pedirá la detención

LA TESIS NOVEDOSA

El TS alude a que el delito puede ser de conspiraci­ón, con una pena de seis años

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DANI DUCH La Audiencia Nacional quiere unir en un solo caso el proceso del Govern, los Jordis y Trapero
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