La crisis pasa factura a la salud mental de chicas adolescentes y hombres
Entre el 2006 y 2016 se dispara el malestar en los barrios más desfavorecidos
La pérdida del empleo, el desahucio de la vivienda, el paro de larga duración y la constante precariedad actual parecen los factores más influyentes en un aumento del malestar mental entre los vecinos de Barcelona. Es la medición hecha por epidemiólogos de la Agència de Salut Pública de Barcelona después de analizar los datos de la salud mental en los diferentes distritos entre el 2006 y el 2016. Entre los hombres adultos, el empeoramiento psicológico ha pasado del 11,5% de la población hasta el 16,2%. El otro grupo especialmente afectado es de las chicas adolescentes: en 4.º de la ESO, han pasado del 5,3% al 12,3% y en segundo de bachillerato, del 6,7% al 10,5%.
Son los grupos más acusados, pero en conjunto, toda la población refleja un aumento de lo que los técnicos llaman sufrimiento psicológico. Ese término engloba no sólo a los que tienen un diagnóstico o van a la consulta de un especialista, sino a todo aquel que en las encuestas dan positivo a tres condiciones básicas: tristeza, problemas para dormir y dificultades en la atención.
Pero tanto para adultos como para adolescentes, la situación económica es el factor más influyente. Entre los parados y paradas hay el doble de problemas de salud mental que entre los ocupados de ambos sexos. El otro elemento que marca la diferencia en salud mental desde siempre es el género. Entre los 45 y los 64 años las mujeres tienen un 69% más sufrimiento mental que los hombres.
El estudio presentado por Lucía Artazcoz también analiza el consumo de antidepresivos, ansiolíticos y antipsicóticos: no crece, es muy alto, pero estable. Pero analizando las recetas, entre los que están exentos de copago o tienen el más bajo, las personas con peor situación, consumen siete veces más que los de ingresos medios.
El Ayuntamiento de Barcelona quiere abrir a principios del año próximo cuatro espacios de consulta joven en los cuatro distritos más dañados ante el malestar mental entre adolescentes. “Pretendemos que sea un lugar donde puedan acudir sin cita previa, con toda libertad. No es una consulta paralela a los centros de salud mental infanto-juvenil, sino un lugar donde poder preguntar y ser escuchado entre los 12 y los 21 años y sin esperar. Cuando se detecta en alguno un problema de salud mental, se les pasa con el equipo que les diagnosticará y atenderá”, explica la comisionada de Salud, Gemma Tarafa. Pretenden actuar preventivamente.