Ayoub Makhloufi
PRESIDENTE DE MIPAI
La asociación de Makhloufi ha promovido una caravana de 20 coches eléctricos que están recorriendo los 3.000 kilómetros que separan Marrakech de Bonn para demostrar que es posible cruzar Europa sin gasolina.
En cincuenta años, espero que las energías fósiles estén completamente olvidadas y que todos los vehículos sean eléctricos y 100% naturales”, asevera Guillaume. Tiene sólo doce años, pero parece mucho más sensibilizado en la lucha contra el cambio climático que muchos adultos.
Guillaume se sienta en el asiento de atrás junto a su hermana, Éléonore, de ocho años, de uno de los 20 coches eléctricos Tesla que estos días están recorriendo Europa para demostrar que es posible cruzar el Viejo Continente sin necesidad de repostar gasolina. Son ochenta personas de cinco nacionalidades (Francia, Marruecos, Suiza, Bélgica y Alemania) que forman la caravana Light Us, que atraviesa seis países desde Marrakech hasta Bonn. El objetivo: transmitir el espíritu de la sede de la COP22 a la ciudad alemana, donde se celebrará este mes la 23.ª edición de la cumbre del clima anual de las Naciones Unidas. El año pasado la caravana ya recorrió el trayecto de París a la urbe marroquí.
“Yo pienso que es bueno para sensibilizar a la gente por los países donde pasamos. Van a ver los vehículos eléctricos y verán que podemos hacer grandes cosas con ellos”, asiente Guillaume. Y confiesa: “Esto lo estudio un poco en el colegio, pero sobre todo lo aprendo en casa”.
El culpable es su padre, Christophe Capelle, que como profesional en la climatización y calefacción “tiene la ecología como protagonista de su día a día”. En su casa de las afueras de París no se habla de otra cosa. Incluso en las áreas de paso, como pasillos o recibidor, cuelgan unas luces que se apagan a los diez minutos. “Ya se sabe, los niños siempre se olvidan de darle al interruptor...”.
Así que tan concienciado o más como su ministro Nicolas Hulot, una cara famosa de la televisión en el Gobierno Macron que admira, Capelle optó por invertir en un Tesla hace dos años y medio. Ya le ha sacado 110.000 kilómetros en viajes hasta Holanda o Italia. En esta ocasión, el viaje de “placer y deber” comenzó enviando por camión el coche a Marrakech. Desde allí ha cruzado con sus dos hijos Marruecos y España, parando ayer en el Palau de Pedralbes de Barcelona, sede de la Unión por el Mediterráneo (UfM), que les auspició en esta etapa del trayecto. Cargan el coche durante media hora cada dos horas. Aquí han repostado en un hotel de Sant Cugat, y están “muy contentos” con la calidad de los enchufes catalanes.
“El principal problema es el precio de los coches, es demasiado elevado”, reconoce Capelle. Aunque luego le ha sacado partido, estos coches no son nada baratos. La mayoría de los participantes son adultos europeos de clase media-alta con suficiente poder adquisitivo como para poseer o alquilar estos vehículos. En Europa, el precio de un Tesla oscila entre 80.000 y 154.000 euros. Además, tienen que poder destinar parte de sus vacaciones a este periplo de ocho días. Se lo financian todo ellos mismos –aunque algunos hoteles les hacen un descuento importante–.
A lo largo del viaje van repostando en puntos de carga disponibles. En Marruecos se los habilitó una institución, pero no llegaron a funcionar del todo bien y tuvieron que retrasar el viaje. “Forma parte del rally, ¡de la aventura!”, dice el belga Gunther Hermant, que tiene una empresa de transporte de pasajeros en Ath, en el oeste del país. Argumenta el viaje junto a su mujer con un convencimiento envidiable. “Cuando nos convertimos en padres –de dos niños de cuatro y dos años, demasiado pequeños para tantos kilómetros– nos dimos cuenta de lo importante que es construir el mundo de otra manera. Echamos mucho de menos a los niños, pero queremos demostrar que es muy fácil cruzar Europa con vehículos eléctricos de manera correcta y confortable”, asevera Hermant.
La iniciativa está a cargo del Moroccan Intelligence and Public Affairs Institute (MIPAI) y apoyada por organismos como la ONU, ante la que presentarán oficialmente en su sede de Ginebra una antorcha fotovoltaica que quiere recoger el espíritu olímpico y ser símbolo del combate verde. De momento siguen en sus 3.000 kilómetros en vehículo eléctrico... Siguiente parada, la COP23.
Ochenta personas se costean el trayecto para demostrar que es posible cruzar Europa en Tesla