La Vanguardia

Dele Alli

FUTBOLISTA DEL TOTTENHAM

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Barcelona

El joven mediapunta (21) del conjunto londinense tiene detrás una formidable historia de superación. Criado en una familia desestruct­urada, no encontró la estabilida­d hasta que se mudó a vivir con una familia de acogida.

Si Bamidele Jermaine Alli, más conocido como Dele (21 años), hubiera nacido en el siglo XIX, habría sido un candidato perfecto para convertirs­e en un personaje de Charles Dickens. El fenómeno del Tottenham que endosó dos goles el miércoles al Real Madrid en Wembley vendría a ser el Oliver Twist del fútbol actual. Aunque no se quedó huérfano como el niño del libro, el mediapunta sí vivió una infancia muy poco convencion­al y ajetreada. Sus padres, el nigeriano Kehinde y la inglesa Denise, se conocieron en un club nocturno y al poco tiempo concibiero­n a Dele. A la semana de nacer el bebé , el progenitor, príncipe adinerado de la tribu Yoruba, los abandonó y emigró a Canadá. No regresó hasta ocho años más tarde, cuando se llevó al pequeño, primero a Nigeria, a un entorno totalmente distinto al que había sido su hábitat, y posteriorm­ente a Houston.

Cuando Dele contaba con 13 años volvió a Inglaterra, a la casa de su madre y de sus dos hermanos, todos de padres distintos. Las peleas y las discusione­s eran constantes en el hogar y el chaval pasaba mucho tiempo en las calles de Milton Keynes, a unos 70 kilómetros al norte de Londres. Hubiera sido fácil caer en las garras de la droga y la violencia juvenil, tanto por el contexto interno como por el externo, pero para entonces ya se había aficionado al fútbol. Su vida daría

UN BUEN PRESENTE Y UN GRAN FUTURO Para Pochettino el mediapunta del Tottenham es la aparición más importante del fútbol inglés en los últimos años

SIN MIRAR AL PASADO

No mantiene desde hace tiempo ningún contacto con sus padres biológicos y el apellido Alli ha desapareci­do de su camiseta

un cambio definitivo a mejor cuando su madre, que había caído en el alcohol, instada por los servicios sociales, no tuvo más remedio que aceptar que el chico se mudara a la casa de una familia de acogida, la de Alan y Sally Hickford, cuyo hijo, Harry, se convertirí­a en el mejor amigo de Dele en las categorías inferiores del Milton Keynes, el equipo de la población. Harry, como si fuera un guiño del destino, ahora forma un fenomenal tándem con otro futbolista del mismo nombre y de apellido Kane.

En el Milton Keynes Dons, aquel club que se creó en 2004 como heredero del histórico Wimbledon FC, Dele Alli fue quemando etapas hasta debutar con el primer equipo en 2012. Los cazatalent­os del Tottenham empezaron a seguirle y lo ficharon en febrero de 2015 por 7 millones aunque lo dejaron cedido unos meses más en su club. La 2017-2018 es la tercera campaña con los Spurs y desde que aterrizó en la Premier sus padres biológicos no saben nada de él. No quiere hablar con ellos ni mantener ningún contacto. Hasta el punto de que en su camiseta ha desapareci­do el apellido y sólo figura el diminutivo de su nombre, Dele.

Mauricio Pochettino lo ha ido moldeando y cambió su posición en el campo de mediocentr­o a mediapunta para aprovechar su toque sutil, su llegada y su buena lectura del juego. Para el exentrenad­or del Espanyol se trata del joven con más proyección del fútbol inglés. “Es un jugador con mucha agresivida­d ofensiva, despiadado cuando va hacia delante y con determinac­ión, lo que le hace peligrosís­imo. Tiene una gran comprensió­n del juego y ataca magistralm­ente los espacios, buena mentalidad y confianza en sí mismo. Es la aparición más importante del fútbol inglés en los últimos años”. Eso declaró Pochettino hace unos meses, pero sabe que todavía tiene defectos por corregir, como por ejemplo alguna que otra actitud callejera. Como la que le costó la expulsión contra el Gante la pasada campaña en la Europa League por una entrada brutal, acción por la que fue sancionado con tres partidos. Por eso no se estrenó en esta Champions hasta el partido del miércoles ante el Madrid. También fue castigado con un encuentro por hacer una peineta durante el Inglaterra-Eslovaquia de septiembre.

Su último verano tampoco fue el más estable de su carrera y Pochettino le pidió que se centrara en el fútbol porque el jugador ya ha dicho que va a romper con su representa­nte de siempre, Rob Segal, con el que tiene contrato todavía esta campaña. Los grandes intermedia­rios, léase Jorge Mendes y Mino Raiola, ya han llamado a su puerta con la promesa de un gran traspaso y más lo harán tras su doblete contra los blancos. “Estaba muy motivado. Doy las gracias al entrenador por las oportunida­des que me da. Sé que puedo hacerlo mejor”, declaró en la zona mixta de Wembley. Su próximo contrato puede ser mayúsculo.

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FACUNDO ARRIZABALA­GA / EFE Dele Alli celebra uno de los dos goles que metió al Madrid el miércoles, en Wembley

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