Interés de ciudad
Por enésima vez, el pleno del Ayuntamiento de Barcelona estuvo capitalizado ayer por el debate en torno a la situación política catalana. La trascendencia de los hechos que vienen sucediéndose desde hace semanas no puede pasar por alto en la actividad institucional, pero sí es motivo de reflexión y de crítica que estos acontecimientos, que minutos después de despachar la discusión política ya han quedado superados y hasta cierto punto viejos, como volvió a suceder ayer, hagan olvidar a gobierno y oposición la primera razón por la que fueron elegidos: servir a los intereses de la ciudad. En los últimos tiempos se observa en el Ayuntamiento de Barcelona un comportamiento generalizado de unos y otros en favor de los propios intereses partidistas. Situaciones como la que se vive en torno a las ordenanzas fiscales o los presupuestos para el 2018, en las que ninguna de las dos partes parece tener la más mínima intención de negociar y llegar a acuerdos, tienen poca o ninguna justificación.