El esquí calienta motores con la esperanza de que la política no toque la nieve

Ningún negocio asentado en Catalunya puede obviar, en estos momentos, la actualidad política a la hora de hacer previsiones. Incluido el mundo del esquí. La industria de la nieve está calentando motores y, aunque todavía es muy pronto para augurar si la incertidumbre política (superados los peores años de crisis económica) podría ahora tener consecuencias negativas en el negocio del esquí, desde el sector no se esconde que esta posibilidad es objeto de estudio y debate interno en las empresas. Lo reveló ayer Martí Rafel, director general de Nozar Hotels & Resorts y responsable comercial de Boí-Taüll, la estación catalana con la cota más alta (2.751 metros) y la primera en avanzar las novedades de la próxima temporada. Rafel recordó que las estaciones catalanas, incluida la de la Alta Ribagorça, reciben la visita de muchos colegios de toda España que programan semanas blancas. “En esta estrategia de mercado el Pirineo catalán es puntero”, afirmó.

De momento no ha habido anulaciones de reservas desde esos centros escolares (sí algunas consultas) y Rafel se muestra confiado en que esas escapadas a la nieve de escolares de fuera de Catalunya –el boicot a todo lo catalán es una amenaza que vuelve a estar más vi- va que nunca– no tendrían que verse afectadas por la situación política. Ni tampoco el descenso en consumo de actividades de ocio, como está pasando en otros sectores. Para el esquí este sería un castigo demasiado severo, después del esfuerzo hecho por esa industria los últimos años para mante- ner a flote los negocios. Boí-Taüll es un claro ejemplo. La temporada pasada el complejo de la Ribagorça remontó sus cifras, con 143.000 esquiadores, tras unas temporadas complicadas. Y este verano las reservas en los complejos hoteleros propiedad de la estación han aumentado casi un 20% respecto a las cifras de la campaña anterior. Boí-Taüll afronta la nueva temporada con una inversión que ronda el millón de euros. Joan Perelada, alcalde de la Vall de Boí, y Josep Lluís Farrero, presidente del Consell Comarcal de la Alta Ribagorça, coincidieron ayer en destacar el papel clave que esta estación tiene no sólo para la economía del valle, sino en la de toda la comarca.

Boí-Taüll afronta la nueva temporada con un indisimulado optimismo tras unos años muy complicados