Federico León desnuda en las tablas el proceso creativo con ‘Las ideas’
Una mañana el autor y director teatral Federico León (Buenos Aires, 1975), uno de los referentes del nuevo teatro independiente argentino, se despertó y encontró su ordenador en el suelo, destrozado. “Lo perdí todo: guiones, cuentos, la obra que escribía... Llevé a arreglar el disco duro, pero no lograron recuperarlo. Traté de recordar lo que había perdido y reconstruirlo. Imposible. Pensé: a alguien se le rompe el ordenador y lo pierde todo, pero el accidente es el punto de partida de una nueva idea”. De Las ideas, su nueva propuesta teatral, estrenada en el festival Kunsten de Bruselas –que la coproducía– y que hoy llega al Teatre de Salt dentro del festival Temporada Alta.
“Más allá de lo que uno busca y quiere está lo que sucede: una cantidad enorme de factores que uno jamás va a poder prever. Y si uno acepta estos accidentes, puede entenderlos como propuestas permanentes de la realidad”, reflexiona. En este caso, el accidente le llevó a montar frente al público una intensa jornada creativa entre él mismo y su colaborador Julián Tello. Un intercambio sobre una simbólica mesa de pingpong desordenada que muestra “la mezcla que existe en un proceso de creación entre ocio y trabajo”. Los espectadores asisten al nacimiento y desarrollo de las ideas de unos protagonistas que no se sabe si son ellos o unos personajes, si es realidad o ficción.
“Las ideas podrían ser nuestras ideas, pero no son necesariamen- te nuestras ideas. Nosotros somos nosotros, pero al mismo tiempo hacemos de nosotros mismos. Casi al inicio de la obra se dice: ‘No importa saber si es verdad o no es verdad. Lo que importa es que sea verosímil’. Pero la discusión que llevamos adelante me interesa, una discusión verdadera. Cuando aparece una idea me da la sensación de que todo es posible y se produce un vértigo similar al que uno siente al pensar en el infinito. Intento atraparla, creo que la puedo dominar, pero se multiplica, se ramifica, siempre abre nuevas posibilidades. Siento insatisfacción porque todo el tiempo estás rodeando un punto, acercándote, pero nunca llegas a él”.