Épica feminista
La batalla de los sexos
Dirección: Jonathan Dayton y Valerie Faris
Intérpretes: Emma Stone, Steve Carell, Andrea Riseborough, Elisabeth Shue
Producción: EE.UU., 2017. 121 m.
Battle of the sexes. Comedia El cine deportivo, echando mano de la épica, es capaz de poner en un mismo nivel el deporte físicamente más violento (boxeo) y el más relajado (ajedrez): Rocky y
El caso Fischer comparten, en este sentido, un idéntico clímax fílmico de tensión y excitación. La
batalla de los sexos juega en la misma liga. El filme recrea el histórico partido de tenis que, en 1973, enfrentó a la campeona Billie Jean King, a punto de cumplir los treinta, con el también campeón pero más veterano (55 tacos) Bobby Riggs. Fue algo más que un partido de tenis, pues King era una activista que defendía los derechos de la mujer y Riggs, un machista vanidoso que creía en su superioridad y afirmaba públicamente que las mujeres sólo valían en la cocina y la cama; vamos, un payaso de tomo y lomo.
Que la película lleve por título
La batalla de los sexos es, pues, de una absoluta coherencia que, además, nos retrotrae a algunas memorables comedias de Katharine Hepburn y Spencer Tracy que, como La mujer del año, cuyo telón de fondo era precisamente deportivo, o La costilla de Adán, proponían una vindicación cortés del entonces llamado sexo débil. Como relevo de aquella pareja inmortal, y aunque aquí no les una el factor sentimental, Emma Stone y Steve Carell llevan a cabo composiciones modélicas, carismáticas, aunque hay también interpretaciones valiosas en el capítulo de secundarios, descollando en él la ya un tanto eclipsada Elisabeth Shue, la inolvidable protagonista de Leaving Las Ve
gas y El hombre sin sombra, que encarna con sensibilidad a la esposa de Riggs. La película de Jonathan Dayton y Valerie Faris, responsables de la aclamada Pe
queña miss Sunshine, ya que no creativa, es tremendamente funcional, el prototipo de obra que gustará al gran público sin incomodar al espectador más exigente. Por supuesto, el tramo final, que sintetiza en pocos minutos el verídico partido, es épico y emocionante, y está filmado, con buen criterio, en plano general, el mejor recurso para el disfrute.