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El aumento del paro en Catalunya en el mes de octubre, y la detención del excomisario José Manuel Villarejo.
EDITORIALES
CATALUNYA dejó en el mes de octubre de liderar la creación de empleo en España. En el mismo mes se destacó como la comunidad con mayor aumento del paro, en lo que supone un cambio de escenario significativo respecto a la tendencia de los meses anteriores. El mercado laboral, por lo tanto, empieza ya a acusar de una manera clara los efectos que tiene en la economía la incertidumbre provocada a raíz de los últimos acontecimientos políticos en Catalunya.
En Catalunya se han creado apenas 1.700 nuevos empleos en octubre –la quinta parte de la cifra registrada el año pasado en las mismas fechas– frente a los 94.368 puestos de trabajo generados en el conjunto del Estado, con Madrid al frente. Asimismo, el paro ha subido en 14.698 personas en las comarcas catalanas, una cuarta parte del total registrado en España. Todo ello constituye una señal de alarma sobre la evolución del mercado laboral.
El clima de desconfianza económica surgido en Catalunya se había traducido hasta la fecha en el traslado de la sede social al resto de España de cerca de 2.000 empresas (entre ellas, las de mayor tamaño), en la caída de las reservas turísticas, en el freno del consumo y en la caída de las ventas, así como en la paralización de inversiones empresariales y operaciones inmobiliarias, tanto autóctonas como extranjeras. Como consecuencia lógica de todo ello ahora empiezan a sufrir los puestos de trabajo. A nadie se le oculta que, de persistir esta situación, el crecimiento de la economía se resentirá sensiblemente y los daños sobre el empleo que ya han empezado a manifestarse pueden multiplicarse en los próximos meses.
En este contexto, es también muy preocupante la persistencia de actitudes de boicot contra productos catalanes en el resto de España. Ayer mismo, en un comunicado muy inusual, los empleados de Nestlé expresaron su temor a perder sus puestos de trabajo por culpa de las llamadas a no consumir alimentos elaborados en empresas catalanas que se hacen en algunos lugares del resto de España.
En definitiva, la situación de las empresas, y por tanto del mercado laboral, es preocupante y puede complicarse aún más con la convocatoria de huelgas generales, que podrían comportar importantes pérdidas económicas adicionales. En un clima de tensión política tan grave como la que vive Catalunya, el objetivo de todos debería ser reforzar el país y evitar un mayor deterioro económico y social. En este sentido, canalizar las protestas contra el Gobierno de Madrid y los organismos judiciales sobre la base de parar empresas y servicios públicos, así como bloquear la movilidad, sólo perjudica a los propios ciudadanos catalanes.
Es urgente reconducir la situación actual para lograr un nivel de estabilidad política y social suficiente que permita recuperar la confianza económica en el presente y en el futuro del país. Si eso no se consigue, los efectos sobre la economía y el empleo pueden ser desastrosos. En esta predicción han coincidido, en un intervalo de pocas horas, los servicios de estudios de entidades tan solventes como el propio Banco de España, la Fundación Española de Cajas de Ahorros (Funcas) y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef). Atentos, pues, a la evolución del mercado laboral.