La Vanguardia

Mourinho, en el juzgado

Masao Maruyama recuerda en el Salón del Manga al maestro Osamu Tezuka y la gesta que fue crear la primera serie de animación japonesa

- JUSTO BARRANCO Barcelona

El técnico del Manchester United ha regresado a un banquillo español, pero en esta ocasión como acusado por defraudar a Hacienda más de 3 millones de euros, un asunto que el portugués, después de abonar la cantidad citada, considera zanjado contra el criterio del fisco, que le reclama más dinero.

Masao Maruyama tiene 76 años y es un buen pedazo de historia de la animación japonesa y, por extensión, mundial. Y es que comenzó a trabajar junto al gran maestro del manga, Osamu Tezuka, en la primera serie semanal de anime, de animación japonesa: la del robot Astro Boy, en 1963. Un personaje del propio Tezuka que lograría un éxito enorme e impulsaría tanto las series japonesas que acabarían invadiendo las television­es de medio mundo, como el género de robots, al que este año el Salón del Manga dedica una muestra. Maruyama luego fundaría con otros colegas la productora Madhouse y en los últimos tiempos, para hacer los proyectos de los que tenía más ganas, creó Mappa, con la que ha producido películas de anime como En este rincón del mundo (Selecta Visión), un retrato de la vida cotidiana en Japón durante el horror de la Guerra Mundial. Una película que presenta en el Salón, en el que también habla de Tezuka y de la historia del anime. Un salón al que llega vestido con una espectacul­ar camiseta presidida por un holograma de Astro Boy que, según la perspectiv­a, muestra al niño robot o su prodigioso interior mecánico.

“Ahora se celebran cien años del anime pero si analizamos bien, los 50 primeros son creaciones hechas de forma personal sin ánimo de llegar al gran público, experiment­os personales. Con la película La leyenda de la serpiente blanca (1958), de Toei animación, comienza la historia del anime comercial japonés. Y Osamu Tezuka tenía mucho interés en el anime y se le ocurrió la idea de crear una serie semanal para televisión, algo que parecía imposible por presupuest­os, personal y tiempo. No tenía ninguna de las tres cosas, pero tozudament­e consiguió crear Astro Boy, donde empezó el anime actual”, explica Maruyama.

¿Cómo lo hizo pese a la falta de medios? “Tuvo que pensar cómo ahorrar. La full animation tenía 24 fotogramas por segundo, en cada uno se veía un poco el movimiento. Tezuka lo dejó en ocho fotogramas. El movimiento en la animación tradiciona­l era muy suave y aquí era bastante más brusco, pero la sensación de movimiento es la misma. Esta ansia de ahorro propició que el anime creciera lo que ha crecido”, sonríe, aunque recuerda que fue una época dura. “Tezuka estaba muy ocupado dibujando manga y aún así tuvo la pasión de hacer animación, pero apenas tenía tiempo para dedicarle. Además sin dibujar manga no habría tenido dinero para eso. Apenas dormía, y a nosotros nos obligaba a trabajar sin descanso y fue una época dura. Pero Tezuka fue el mayor mangaka de la historia y le debemos también el anime como es ahora”, concluye.

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FICOMIC Maruyama recogió ayer el diploma de invitado de honor del salón

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