Trump amenaza al secretario de Justicia si no investiga a Clinton
El presidente ataca a su rival ante el avance de la investigación del Rusiagate
Él solo se basta y se sobra. Por supuesto, ese es Donald Trump.
En una entrevista emitida la noche del jueves en la Fox, Laura Ingraham le preguntó sobre la cantidad de puestos que siguen vacíos en su administración. “Déjame decirte una cosa –respondió el presidente–, el que importa soy yo, soy el único que importa”.
Este es uno de los pronunciamientos que dejó como recordatorio en las horas previas a que ayer emprendiera su viaje a Asia –con parada en Hawái–, que le ocupará los próximos doce días. Visita Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas, y no descarta una entrevista con su homólogo ruso, Vladímir Putin.
Ese comentario del “yo y sólo yo” forma parte de una estela de afirmaciones más propias de un autócrata, desde su intento de acabar
con la independencia del Departamento de Justicia hasta la amenaza de echar a su titular, Jeff Sessions, si no ordena investigar la supuesta corrupción de Hillary Clinton. “Mucha gente está disgustada en el Departamento de Justicia, incluido yo”, concluyó en unas declaraciones de camino al Air Force One.
Cerraba su círculo de quejas, ante el avance de las pesquisas del Rusiagate, en el que se ha hecho público que uno de los asesores de su campaña, George Papadopoulos, contactó con representantes rusos en busca de “porquería contra Hillary”. Informó de sus gestiones en una reunión a la que asistió Trump. “No lo recuerdo”, dijo ayer.
Hay un punto de partida. Un trabajador de Twitter decidió festejar su último día laboral desactivando la cuenta del presidente del país. La compañía afrontó cuestiones sobre su seguridad tras este incidente, que aireó el propio afectado. “Mi cuenta de Twitter se ha caído once minutos por culpa de un empleado deshonesto. Espero que lo echen y pague las consecuencias”, señaló.
Este incidente abrió un periodo de tres horas en las que Trump lanzó nueve micromensajes. Abrió con este, que marcó la pauta: “Todo el mundo se pregunta por qué el Departamento de Justicia (y el FBI) no indagan en todo lo deshonesto que traen la corrupta Hillary y los demócratas”.
Se basó en el avance editorial del libro de la demócrata Donna Brazile. Ahí explica que Clinton controló el partido con sus aportaciones económicas para anular a Bernie Sanders. “Esta es la verdadera historia de confabulación”, insistió Trump. “La gente está enfadada con el Departamento de Justicia
Un empleado de Twitter, en su último día en esa firma, desactivó la cuenta de Trump once minutos
y el FBI por no hacer lo correcto, los americanos se lo merecen”, tuiteó.
Tras un paréntesis en que prometió vengarse del Estado Islámico por el atentado de Nueva York (“les golpearemos multiplicado por diez”, señaló luego), volvió a reiterar que debería haber competido con Bernie Sanders de no ser que Clinton hubiese hecho trampas.
Pero, más allá de Hillary Clinton y de despreciar la investigación de la influencia rusa en las pasadas elecciones, su línea de ataque se centró en su propio Gobierno, en un Jeff Sessions caído en desgracia. Cuando a la salida de la Casa Blanca rumbo al aeropuerto le preguntaron si se plantea despedirlo, Trump replicó: “No lo sé”. Y prosiguió: “No estoy implicado con el Departamento de Justicia, me gustaría, pero, honestamente, debería mirar a los demócratas”.
Si bien este departamento forma parte del Ejecutivo, sin embargo goza de una tradicional independencia por su integración en la rama judicial del poder.
Antes de su retahíla de tuits y sus frases de despedida, Trump se bastó y sobró en una intervención radiofónica: “Lo más triste –confesó– es que, como soy el presidente, se supone que no puedo implicarme con el Departamento de Justicia, con el FBI, no puedo hacer cosas que me gustaría y me siento frustrado”.