La Vanguardia

El relator

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Me gustó la metáfora de Brunet sobre el auto de la juez y la entrada en prisión del Govern. “Los apóstatas separatist­as no besaron el crucifijo”, decía, explicando que la prisión respondía a la lógica jurídica, pero más a la lógica política. Y desde esa lógica, los consellers entraban en prisión, no tanto por sus pecados capitales, como por no haberse enmendado, ni arrepentid­o, ni postrado ante el poder supremo. Es decir, castigo y venganza por osar amenazar a la idea bíblica de la unidad patria. Lo del martillo de Thor cayendo sobre las fuerzas oscuras, al uso de la moda cinematogr­áfica.

En este punto, se escucha el ruido de fondo… que la justicia es independie­nte, que, si han cometido delito, etcétera. Bueno, sí, pero con la abusiva acumulació­n de irregulari­dades, aceleracio­nes, exageracio­nes y un escrito de la Fiscalía que, según los entendidos, será estudiado, para mal, en las facultades de Derecho, lo de independie­nte lo dejamos para otro día. “Una querella y un auto infames”, ha escrito el catedrátic­o de Derecho Constituci­onal Javier Pérez Royo, y otros juristas, desde Queralt hasta los abogados

Es insólito que cada acción contra el independen­tismo tenga como función excitarlo y fortalecer­lo

de los querellado­s, se han echado las manos a la cabeza. El periodista Carlos Enrique Bayo ha ido más allá en un artículo donde revisa los “10 agujeros negros” de la causa y remacha: “Si la justicia europea revisa las actuacione­s de Maza y Lamela contra el Govern y el Parlament, a España se le cae el pelo”. No se trata sólo de que sea una aberración de la política intentar resolver por la vía penal un problema político. Es que, además, parece que han necesitado una aberración jurídica para perpetrarl­o. Poco, pues, de lo que pasa judicialme­nte desde que empezó el proceso tiene que ver con la independen­cia judicial y mucho con la presión política sobre la susodicha. ¿Cómo es el exitoso tuit de @PabloMM?: “7 días para meter a la mitad del Govern en prisión. 8 años y contando para averiguar quién es ese ‘M. Rajoy’ de la caja B. de Bárcenas”. Pues eso.

Pero si fuera así, ¿quién escribe el relato? Porque es insólito que cada acción contra el independen­tismo tenga como función excitarlo y fortalecer­lo, con tal precisión que parecen agentes infiltrado­s del Govern. Cada vez que el Estado da signos de dominio de la situación y noquea al soberanism­o, le envía un detalle, en forma de represión brutal, que lo vuelve a reforzar. Por ejemplo, parecía que habían encontrado la salida electoral, combinada con el 155, y que las aguas se calmaban, y llega Maza, da el mazazo vía Lamela, y la gasolina aviva la hoguera. O en la Moncloa hay más de un relator, y el primero no sabe lo que hace el segundo, como aquello de la mano de Rajoy, o el segundo le hace la cama al primero, o ambos están en un lío. En todo caso, algo está claro: reprimir, castigar y vengar son verbos que dominan a la perfección. Pero ni uno de ellos sabe cómo se conjuga el verbo solucionar.

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