Minibridge, la apuesta pionera del colegio Betlem
Una hora a la semana desde tercero y hasta sexto. La exdirectora de la escuela Betlem de Premià de Mar, Maria Pilar Martínez, empezó a jugar a bridge y pronto se dio cuenta de las posibilidades que este juego podía ofrecer a sus alumnos: practicar cálculo, ejercer la memoria, trabajar la toma de decisiones... Dicho y hecho. En el 2004 introdujo el bridge como asignatura complementaria en el colegio y ahí sigue.
“Es un juego difícil, mi madre aportó la parte pedagógica y los profesores de bridge la han incorporado a la parte técnica”, explica la hija de Martínez, y actual directora, Mar Betorz. “En tercero se va explicando poco a poco y de forma simplificada; los niños hacen el cálculo y aprenden las rutinas sin imponer un juego muy técnico... lo llamamos minibridge”, explica Llorenç Sunyol, el profesor. Las clases son muy gráficas: “Les damos unas pautas y unos cuadros de decisiones, pero en cada situación ellos tienen que elegir”, añade Sunyol. Entre los padres la acogida fue y sigue siendo desigual, “algunos entienden enseguida todo lo que aporta la práctica del bridge, pero otros lo perciben como algo muy complicado y prescindible...”, reconoce Betorz. Hace unos años, un grupo de madres y padres aprendieron a jugar al bridge para poder practicar en casa con sus hijos. Y es que, a diferencia del ajedrez –que en esta escuela se imparte también como asignatura desde hace cuarenta años desde P5 y hasta sexto–, uno de los inconvenientes del bridge es que a los niños les cuesta practicarlo fuera del colegio. El reto es que sigan jugando a partir de los doce años. Para mantener el interés, el colegio organiza un torneo por Sant Jordi y el profesor intenta que jueguen fuera de la escuela y en campeonatos escolares europeos, porque aquí sólo están ellos.