El bridge busca a sus ‘millennials’
Los clubs y asociaciones del juego de cartas organizan cursos de iniciación y torneos para rejuvenecer las salas
Silencio. Se juega al bridge. Cada lunes por la noche, más de 120 parejas se citan en media docena de clubs de Barcelona. Una partida, tres horas. Con una jerga incomprensible para el neófito, comienza la subasta. Luego el carteo. Se respira concentración mientras el árbitro pasea entre las mesas. Pueden contarse con los dedos de la mano los jugadores de menos de cincuenta años. Aquí los cuarentones son los babies. En quince años las licencias para jugar han caído un 10% y la falta de jóvenes en las mesas preocupa a clubs y asociaciones, que desde hace meses impulsan cursos de iniciación para formar cantera.
“Antes se jugaba más a cartas en las casas, ahora la gente tiene una oferta de ocio infinitamente más grande... Se incorporan pocos jugadores y la tendencia durante los últimos años ha sido a la baja; se mezclan varios factores, también hay gente que piensa que el bridge es muy difícil y no lo prueba... pero quienes aprenden suelen engancharse”, mantiene Miguel Trapé, presidente de la Associació Catalana de Bridge. Hace dieciséis años había alrededor de 5.000 licencias en España y de ellas, 1.000 en Catalunya. Actualmente son 4.500 los jugado- res con licencia. De ellos, 823 en Catalunya, cuna –junto a Madrid– de los mejores jugadores del país. La práctica es claramente minoritaria si se compara con los 80.000 jugadores federados de Holanda, o los 100.000 de Francia.
“En Italia, Polonia, los países escandinavos o el Reino Unido hay mucha afición; ellos tienen federaciones muy potentes que permite promocionar a los jugadores internacionalmente y nosotros no”, lamenta Juan Pont, director deportivo de la asociación, profesor de bridge y actualmente uno de los mejores jugadores en activo. “Los jóvenes no se apuntan, la gente trabaja mucho y todo ha cambiado; hay menos actividad social... antes se organizaban muchos campeonatos en casinos y había buenos premios, ahora cuesta encontrar patrocinadores... la crisis también ha tocado al bridge”, añade Pont.
A mediados de los noventa varias universidades como la UPC o la Rovira i Virgili (URV) de Tarragona –esta de la mano del tres veces campeón de España júnior Esteve Bosch– introdujeron el bridge como asignatura de libre elección. Unos cursos más tarde la UAB se apuntó al carro. “Me gustaban los juegos de mesa y probé; éramos unos cincuenta alumnos en clase y lo que me enganchó del bridge es el reto constante, la mejora continua...”, explica Maria Mansilla. Hace veinte años, cuando estudiaba Matemáticas en la UAB, se apuntó a esa optativa y no ha dejado de jugar. Ahora forma parte de la junta directiva de la Associació Catalana y junto a otros jugadores de entre treinta y cuarenta años que aprendieron en la universidad, como el campeón de España por equipos Ramón Gómez, trabajan para promover el bridge entre las nuevas generaciones.
En tres años han conseguido formar un grupo de una docena de jugadores júniors. Se encuentran cada jueves por la tarde en el Mayda Club. Una semana dan clase y la otra hacen torneo. En verano seis de ellos participaron en el campeonato de Eslovaquia junior. Fueron seis días de torneo con tres partidas diarias. “Hacía más de once años que no podíamos ir porque no teníamos jugadores, los campeonatos son un aliciente y se aprende muchísimo, aunque quedemos en las últimas posiciones”, añade Mansilla.
Cuando cambiaron los planes de estudio, la asignatura del bridge pasó de valer cinco créditos a uno solo. Y dejó de impartirse en varias universidades, pero hace cuatro años Ramón Gómez volvió a plantear la cuestión y tanto la