Virtudes y nutrientes de las coles de Bruselas
Al igual que la castaña o la calabaza, la col de Bruselas es un alimento típicamente otoñal. Alimento por cierto que pertenece a la gran familia de las crucíferas como la coliflor, el brécol o la col lombarda. Sea como sea, la col de Bruselas es un vegetal con un montón de propiedades que vale la pena recordar. De entrada su alta dosis de fibra, que la convierte en un alimento muy saciante e ideal para cuidar la flora intestinal. Otra cosa que hay que destacar es su dosis de vitamina C, que, aunque queda mermada por la cocción, duplica el aporte de vitamina C de los cítricos. De ahí que sea interesante cocer este tipo de coles al vapor o hervidas con poquísima agua. Por cierto, la col de Bruselas frita es más energética que hervida, pero conserva mucho más su aporte nutritivo.
Otra virtud de este alimento es la presencia de fitoquímicos como por ejemplo los indoles. Su contenido en yodo y ácido fólico son más puntos positivos que comentar. Por supuesto es un alimento ligero, que aporta 35 kcal/100 g, y en general es perfecta para una dieta hipocalórica. No todo son ventajas. Las coles de Bruselas pueden ser flatulentas y poco digestivas. Sobre todo si se consumen demasiado deprisa o demasiado crudas. Enharinadas y fritas son una guarnición divina.