Molino de mareas
En Aponiente, Ángel León hace una poética cocina marinera
Agel León es un chef popular, conocido por el gran público y reconocido por críticos y guías. Apenas le quedaban a este entrañable personaje más velas que izar: programas de televisión, restaurante con dos estrellas Michelin, público seguidor en todo el mundo y segundos proyectos que complementan su acción comercial.
Su traslado a una nueva ubicación y su ambiciosa propuesta proyectual están sorprendiendo a propios y extraños. El Molino de mareas, nombre de la vieja construcción donde se molía trigo gracias a la energía generada por las mareas, representa un oasis de buen gusto y de ingenio creativo.
A ambos lados del acceso se ubican sendos pabellones de cristal donde el personal y parte de los miembros de la cocina se presentan y reciben a los clientes. Sentados cómodamente se degusta como aperitivo una primera parte del menú. Un comienzo singular que señala sus altísimas intenciones: allí probamos las sardinas asadas, los embutidos de marisco, la transparente tortillita de camarones y la kokotxa en salsa verde, entre otros. Un homenaje a la más tradicional cocina marinera, hecha con poesía y sensibilidad.
Ya en el interior del molino, tras pasar por la visión lateral de la impresionante cocina acristalada, el menú se instala en un in crescendo sinfónico de indudable elegancia, fineza e internacionalidad. Ángel se ha moderado. Su cocina continúa buscando las raíces marinas, pero cada vez con más equilibrio. Escora hacia lo salino, pero sin vértigos innecesarios. Traza su nueva travesía con la misma emoción que antes, pero con menos riesgos. Un paseo por el mar a bordo de nueve espléndidos platos, ninguno por encima o por debajo del otro. Cromáticos, emocionales, impecablemente cocinados, rozando la perfección.
Tal singladura sería imposible sin una tripulación de lujo, entregada y simpática como pocas. Y también sin una bodega de vinos de Jerez modélica.
Ángel León navega feliz surcando las aguas en su nueva travesía: la emotiva y sugerente fábula de un gaditano que le susurra al mar.