Cultura corregirá las ayudas al cine para apoyar a las directoras y evitar trampas
La proporción de mujeres en puestos de responsabilidad en el sector es del 26%
La situación de las mujeres en el cine español es “de vergüenza”. Así lo admitió el director general del Instituto del Cine (el ICAA, adscrito al Ministerio de Cultura), Óscar Graefenhain, durante la presentación de un informe al respecto por parte de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA). El estudio indica un estancamiento en la posición de las directoras, productoras y guionistas con respecto a la de sus colegas masculinos, con una relación de 26 a 74 –respectivamente– por cada 100 puestos de responsabilidad en el sector: una situación que Cultura se dispone sin embargo a corregir en las próximas semanas, según prometió Graefenhain en el acto.
Las medidas para corregir la desventaja femenina en el cine seguirán dos vías. La acción más inmediata, que el director general anunció para fijar este año y aplicar el que viene, se refiere al sistema de puntuación estipulado para fijar las subvenciones a las producciones nacionales. Aunque la ley ya otorga puntos en función de la presencia de mujeres en las distintas jefaturas, el mecanismo se halla desvirtuado. Pues las productoras incluyen ahí, indistintamente, tanto a las responsables de contenidos como a las jefas de vestuario o maquillaje y peluquería, que tradicionalmente son legión. De manera que una película donde mandan los hombres puede llevarse dinero de una política de género a base de nombrar mujeres en puestos relacionados solamente con la estética. Para frenar tales disfunciones o trampas respecto al espíritu de la normativa, en la baremación a elaborar el mes próximo para regular las ayudas del ejercicio 2018 se dispondrá que los puntos de género se destinen a las películas que vayan a ser dirigidas y/o escritas por mujeres.
La segunda vía de corrección, aún sin plazo, consistiría en acogerse a la norma europea que prevé excepciones a los límites en las ayudas públicas cuando se trata de apoyar a minorías y colectivos. En este caso, y siguiendo el ejemplo del Gobierno sueco, se trataría de superar el tope de 50% de financiación pública. Para no tener que plantear un complejo cambio legislativo, esto se lograría a través de exenciones fiscales.
Estos nuevos apoyos oficiales parecen más que justificados si se tienen en cuenta los datos del informe CIMA, extraídos de la amplia muestra de los 154 largometrajes presentados a los últimos premios Goya. Si el cómputo global en el reparto de puestos de responsabilidad
es ya más que significativo, con ese 74% de hombres frente al 26% de mujeres, el desfase resulta alarmantes cuando se desciende a los apartados que más importan. Así, la
proporción de directoras de filmes no pasa del 18% (contra el 82% de directores), y la de guionistas femeninas se sitúa en el 17%. Peor es el panorama en la dirección de fotografía, donde la presencia de mujeres se limita a un 2%.
Estos porcentajes no guardan relación con la presencia y éxito de las cineastas femeninas en los festivales nacionales e internacionales, un indicador claro de calidad. Basta pensar en cintas como Estiu 1993, con la cual la barcelonesa Carla Simón representará a España en los Oscar, o la muy reconocida La novia (2015), de la aragonesa Paula Álvarez. Además, el reconocimiento a las realizadoras en los certámenes ha ido a más en los últimos años; no como las posiciones cuantitativas de ellas, de las guionistas y las productoras, que no han mejorado.
Poco poder para tanto brillo. Pero también poco dinero. Porque, si la situación de ellas en los puestos
Si la desventaja de las mujeres ya es notable en términos de mando, en cuanto a disponibilidad de dinero es clamorosa
de mando más relevantes del cine es ya desfavorable, su inferioridad en la disponibilidad de recursos económicos es clamorosa: así, mientras el coste medio de los largometrajes dirigidos por mujeres no llega al millón y medio de euros, el de los filmes a cargo de hombres supera los 2,2 millones. Se diría que “no hay confianza” en las directoras, indicó la presidenta de CIMA, Virginia Yagüe. Prueba de tales reticencias es la bajísima proporción de cintas con firma de mujer coproducidas por las televisiones: un 0% en el caso de Telecinco; el 7% en el de Atresmedia y el 24% en el de RTVE.