Divididos por Trump
El presidente de EE.UU. inicia su primera gira asiática, que le llevará a cinco países
El presidente de EE.UU. viaja con la polémica en la maleta, por eso no es de extrañar que la población surcoreana espere su llegada el próximo martes dividida por la política del magnate neoyorquino respecto a los vecinos del norte.
La próxima visita del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a Corea del Sur ha puesto de manifiesto la división que existe en este país acerca de la política a seguir hacia su vecino del norte. Las calles de Seúl vivieron ayer manifestaciones a favor y en contra de la llegada del mandatario estadounidense a la capital surcoreana el próximo martes, procedente de Japón. Un viaje que forma parte de su primera gira asiática, en el que además de estos dos países visitará China, Vietnam y Filipinas.
El centro de Seúl se convirtió ayer en un inusitado escenario por el que desfilaron surcoreanos a favor de que EE.UU. practique una política de mano dura con respecto a Corea del Norte y los que son partidarios de una política de distensión con Pyongyang. Unas movilizaciones populares muy poco usuales en un país donde la gente no acostumbra a salir a la calle a manifestarse y que en esta ocasión lo han hecho ante la próxima visita de Donald Trump.
Bajo los lemas de No Trump, no guerra ,y Trump no vengas a Corea el movimiento que agrupa a unas 220 organizaciones, entre partidos políticos de izquierda, grupos cívicos, sindicatos y orgates nizaciones estudiantiles, movilizó ayer a unas 5.000 personas para que protestarán contra la retórica beligerante de Trump hacia el régimen de Kim Jong Un. Un discurso que consideran que intensifica la tensión en la península coreana.
Los manifestantes reclamaron al presidente surcoreano Mun Jae In que se aleje de la política belicista de Trump y que ponga fin a las maniobras militares conjuntas de EE.UU. y Corea del Sur para facilitar la distensión y el diálogo.
Poco antes, los partidarios del presidente estadounidense, en su mayoría personas mayores de 60 años según el diario The Korea Herald, se habían reunido en el centro de Seúl para demostrar su apoyo a Trump. Los manifestantes expresaron su gratitud a EE.UU. y a su líder para proteger a Corea del Sur de su vecino y reclamaron una respuesta más contundente a las agresivas provocaciones nucleares de Pyongyang.
Los surcoreanos salieron ayer a la calle a expresar su opinión sobre Trump ante la advertencia de la policía de que no permitirá movilizaciones en los alrededores del recinto presidencial, así como ni ante el Parlamento, ni en el hotel donde está previsto que se aloje el dirigente estadounidense.
Donald Trump llegará el mar- al mediodía Seúl, procedente de Tokio. Será la segunda etapa de su primera gira asiática, que además de Corea del Sur y Japón, le llevará visitar China, Vietnam y Filipinas, a lo largo de doce días. Será el periplo más largo que haya realizado hasta la fecha ningún presidente estadounidense.
En Corea del Sur, Trump se entrevistará con el presidente Mun Jae In y pronunciará un discurso ante el Parlamento surcoreano, el primero que lleva a cabo un mandatario de EE.UU. en los últimos veinticinco años. No visitará, en cambio, la famosa zona desmilitarizada (DMZ, por sus siglas en inglés), el área que separa las dos Coreas y que se ha convertido en la última frontera de la guerra fría del planeta. En su lugar, se trasladará a la base de Camp Humphreys, la mayor instalación militar que el ejército estadounidense posee en el extranjero.
Las autoridades surcoreanas esperan que, a lo largo de las veinticuatro horas que permanecerá en Seúl, Trump reafirme un vez más la firmeza del compromiso de Washington con Corea del Sur, ante los avances del programa nuclear y balístico norcoreano. Pero los surcoreanos quieren, asimismo, garantías de que Estados Unidos no implicará a su país en un conflicto bélico de manera prematura o inútil, según coinciden en señalar varios analistas locales.
Y es que Corea del Sur considera a Washington un aliado crucial en términos de defensa nacional. Un sentimiento que comparte el 72% de la población, según una encuesta realizada a principios de año por el Gobierno.
Otro de los asuntos que Trump y Mun abordarán es la instalación completa del escudo antimisiles THAAD. Un sistema defensivo para protegerse de los proyectiles norcoreanos que ha provocado las protestas de China, que exige su desmantelamiento por considerar que afecta a su seguridad. Como medida de presión Pekín ejerce un boicot encubierto a los intereses comerciales y turísticos surcoreanos.
Corea del Norte no será, sin embargo, un asunto que Trump aborde solamente con las autoridades surcoreanas. También está previsto que lo discuta con Japón, cuyos dirigentes están especialmente inquietos después de que los últimos cohetes lanzados por Kim Jong Un hayan sobrevolado el archipiélago nipón.
Trump, asimismo, seguirá presionando al presidente chino Xi Jinping para que fuerce el final de las pruebas nucleares y balísticas de su aliado norcoreano.
Los surcoreanos más mayores, partidarios de Trump, quieren mano dura y los más jóvenes piden diálogo
El 72% de surcoreanos considera a EE.UU. un aliado crucial para la defensa del país ante la agresividad del norte