Enfrentamientos
El proceso independentista ha dividido a la sociedad catalana pero, por suerte, y todos hemos de felicitarnos por ello, no hay que lamentar sucesos irreparables a causa de enfrentamientos físicos entre personas que defiendan unas u otras ideas.
Ha habido, sí, incidentes aislados. Y uno de ellos ha motivado quejas respecto a cómo hemos informado de lo ocurrido. El pasado martes, la sección de Política daba cuenta de una manifestación en la ronda General Mitre de Barcelona en la que unos 200 participantes denominados como “antifascistas” confluyeron, a la altura de la calle Ganduxer, con una cuarentena de “ultraderechistas”. La información, titulada “La policía evita el choque de ultras y antifascistas”, relataba que los Mossos d’Esquadra acudieron al lugar antes de que empezara la manifestación y no permitieron que ambos grupos se enfrentaran. El encontronazo, decía el texto, se saldó con abucheos mutuos. También se indicaba que “la mayoría de los ultraderechistas venía de Sabadell” y que “finalmente, los antifascistas se vieron obligados a abandonar la manifestación”.
La suscriptora Maria Basté envió una queja al Defensor explicando que ella estaba en ese lugar cuando ocurrieron los hechos y que los manifestantes a los que se califica en la noticia como antifascistas eran “individuos que gritaban amenazas a la gente, pintarrajearon el muro de un colegio y coches aparcados en las calles, ante la pasividad de las fuerzas del orden, que en ningún momento evitaron estos actos vandálicos. Los ‘ultraderechistas’ de los que habla el artículo –sigue diciendo la suscriptora– eran jóvenes del barrio y señoras mayores, entre otras yo, que les gritamos a estos vándalos que se fueran de nuestro barrio y que nos dejaran tranquilos”.
Otra lectora, Ana Pérez-Rosales Valdés, también envió una carta para quejarse igualmente de que “en el artículo de
La Vanguardia no se menciona para nada que la manifestación convocada por Arran [organización juvenil independentista vinculada a la CUP] realizó pintadas amenazantes contra el colegio de las Teresianas de Ganduxer, acusándolas de ‘nazis’ y ‘fascistas’ y advirtiendo de que ‘volveremos’. En las redes sociales se pueden ver las fotos de las pintadas en paredes y en algunos coches aparcados en los aledaños”.
Jaume V. Aroca, redactor jefe de Política, explica que “lo que recogimos en la noticia fue el hecho concreto de que dos grupos de signo contrario, convocados a través de las redes sociales, estuvieron a punto de enfrentarse físicamente y que los Mossos d’Esquadra lograron evitarlo interponiéndose entre ambos”.
“Las lectoras relatan el comportamiento incívico y reprobable de los convocantes de la manifestación a su paso por las calles del barrio –añade Aroca–, pero la información que llegó al diario, a través del propio Ayuntamiento, del relato de la policía autonómica y de los vídeos grabados en el lugar, se centra en ese momento en el que se produjo un enfrentamiento de riesgo entre manifestantes y contramanifestantes y así lo publicamos”.
Las versiones son dispares, ciertamente, y es importante señalar que la noticia no recogía el hecho relevante de que los antifascistas, que así descritos parecen gozar de una connotación positiva como ciudadanos que se enfrentan al fascismo, formaban también un grupo violento. Por suerte, como decíamos al comienzo, tampoco este incidente ha tenido consecuencias graves y quizás no está de más aprovechar el caso para hacer un llamamiento al civismo colectivo para atajar entre todos los radicalismos que puedan causar daños mayores.
Dos lectoras aportan sus versiones sobre el incidente en el que dos grupos de signo contrario estuvieron a punto de chocar en las calles de Barcelona