Catalunya y ‘Algo muy gordo’
Sevilla hace públicas las nominaciones para los premios de cine europeo 2017, donde buena parte de las producciones españolas reconocidas con una son de titularidad catalana
Los premios del cine europeo, los Oscar del cine del Viejo Continente –que nunca lo han sido en realidad, y que cada año hay que volver a reivindicar por la cantidad y calidad de las películas que entran en liza– tuvieron su momento en Sevilla.
En el marco del festival de cine de la capital andaluza se proclamaron ayer los candidatos a estos galardones que alcanzarán su edición número treinta el próximo nueve de diciembre, en Berlín, cuando se den a conocer en la capital alemana los ganadores en una gran gala.
De momento, el favorito es The square, del danés Ruben Östlund. Tierna parodia del mundo del arte contemporáneo que obtuvo cinco nominaciones, la que más. Incluida entre esas nominaciones el de mejor película europea. The square se estrena, contra la costumbre de habituales retrasos para las producciones europeas, el próximo viernes diez de noviembre. En cuanto al cine español, las posibilidades abiertas por las candidaturas señalan sin vacilación al cine hecho en Catalunya. En el apartado del documental figura la mirada personal de Lucija Stojevic sobre la bailaora La Chana (que así se llama la película), una coproducción con Catalunya, además de reconocer con sendas candidaturas a los cortos Timecode y Los desheredados, y el largo de Carla Simón, Estiu 1993 en el apartado descubrimiento. Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona competirá también en Berlín por el premio del público.
Catalunya en boca de todos. Sevilla de luz diáfana tras la lluvia, engalanada de rojo y gualda en buena parte de sus balcones –donde el tema central más allá del cine es, como no podía ser de otra manera, la cuestión catalana– acogió ayer otro estreno del cine catalán: se trata de Algo muy gordo.
El filme de Carlo Padial abría ayer la sección Las nuevas olas del certamen sevillano, consagrado a los nuevos lenguajes y a esas películas que buscan abrir caminos, como hace este filme protagonizado por Berto Romero, con Carlos Areces, Carolina Bang y Miguel Noguera, el rey –qué digo el rey, ¡el emperador!– de eso que hemos convenido en denominar el posthumor. Algo muy gordo también es muy posthumor. ¿Y qué es el posthumor?
Resulta difícil de definir. Así como la posverdad es una mentira a medias, muchas veces el poshumor
no tiene ni pizca de gracia hasta que la acumulación del absurdo te arranca una sonrisa, y en realidad no sabes si esa risa es de verdad o por puro cansancio. El posthumor, es pues, la no gracia como la posverdad se puede decir que es la mentira matizada. O sea, difícil de definir pero fácil de descubrir, como dicen que es la pornografía.
Algo muy gordo no es pornografía, desde luego, y apenas tiene gracia. Pero emociona como pocas. El filme de Padial, director de Mi loco Erasmus, en la que ya apuntaba maneras, sigue los tópicos de un rodaje –como si fuera el making off, el rodaje del rodaje– de un filme sobre
El filme de Carlo Padial, con Berto Romero, es un ejemplo de eso que llamamos posthumor
una pesadilla recurrente: volver al colegio. Berto Romero –habitual colaborador de Andreu Buenafuente en televisión y, en cine, protagonista de Tres bodas de más entre otros filmes– refleja bien la angustia del humor, la necesidad de ser un gracioso profesional en esta tierra de graciosos. Pero más que el humor de Berto, Algo muy gordo parece una locura de Miguel Noguera, al que tan bien entiende Padial, otro (posthumorista) que tal.