El Espanyol sucumbe en la brega
Los blanquiazules caen en Mendizorrotza ante un Alavés que defiende con extrema dureza un gol tempranero
El Espanyol perdió ayer una buena ocasión de despegar ante un rival que no fue superior, pero que supo jugar su partido, incluso más allá del reglamento, para conseguir su primera victoria como local. Necesitaba ayer el Alavés sumar como fuese. Lo sabía una afición que recibió a su equipo como si jugase una final y que hizo de Mendizorroza una jaula de grillos. Lo sabía un De Biasi que dispuso un equipo extremadamente defensivo, con una línea de cinco hombres atrás, confiando su suerte a conseguir mantener su portería a cero. Y lo sabía un equipo que salió a jugar con la intensidad que no había demostrado hasta ahora, ni en casa ni a domicilio, y que no dudó en convertir en dureza cuando convino. A eso se sumó una incesante lluvia que acabó de convertir el escenario en todo lo inhóspito que podía temer el Espanyol. Un partido trampa, como dice el tópico al que no dudó en recurrir Quique Sánchez Flores en la previa.
Aunque lo peor que podía deparar al equipo y a la cincuentena de aficionados desplazados a Vitoria no era eso. Eso, al fin y al cabo, entraba en el guion y españolismo, como la mayoría de los integrantes del actual equipo, saben bien lo que es vivir al límite. Lo malo fue eso gol absurdo que los blanquiazules –ayer verdiamarillos– encajaron cuando se disputaba el primer minuto de juego. Un córner cedido por Víctor Sánchez, un balón al área en la segunda acción y una confusión entre Gerard Moreno y Javi Fuego a la hora de despejarlo para que Christian Santos lo rematase de volea y pusiese ya de entrada el 1-0 en el marcador.
Eso y el contagio que sufrió el colegiado González Fuertes del ambiente de la grada, que fue calando como la fina lluvia que ayer caía sobre Vitoria y que le llevó a expulsar a Hermoso en los últimos minutos del primer periodo para dejar al Espanyol con uno menos. En ese momento, los locales también ganaban, y en este caso por goleada, en faltas cometidas.
Ese gol tempranero fue una losa demasiado pesada para un Espanyol que trató de llevar el control del partido desde el inicio. Pero los visitantes se mostraron incapaces de penetrar en la malla defensiva local y salvo un tiro de Baptistão en los primeros minutos de juego las ocasiones cayeron del lado del Alavés, que bien pudo haber aumentado su ventaja en esos primeros 45 minutos. Pau volvió a salvar a los suyos con paradas de mérito.
Gerard y Baptistão buscaron unas conexiones que no consiguieron finalizar y, como las malas noticias nunca vienen solas, ese primer periodo finalizó con una inoportuna lesión de Víctor Sánchez que obligó a Sánchez Flores a afrontar el segundo tiempo con un jugador menos y con la reconversión de David López en lateral derecho, para que Naldo y Javi Fuego ejercieran de inédita pareja de centrales.
Con diez no jugó peor el Espanyol ante un rival que aun así se mostraba como un equipo débil y acobardado pese a la sorprendente entrega del exblanquiazul Wakaso, a quien nunca se le vieron tantas ganas en Cornellà. Sin embargo, el rival, el campo y el ambiente siguieron pesando dema- siado para los visitantes. Los españolistas volvieron a asumir el peso del partido, pero una vez más controlaron el juego sin conseguir ningún tipo de profundidad. Jurado tuvo el empate en una gran acción personal que detuvo Pacheco y tanto Gerard como Baptistão remataron ligeramente desviados sendos disparos ante un rival totalmente entregado. Ni Melendo ni Sergio García, que salieron del banquillo, pudieron ejercer de revulsivos ante un Alavés excesivamente duro –a veces de forma gratuita– para defender su primera victoria ante su afición.