La Vanguardia

La política monetaria archiva la temporada del festival de liquidez

Los banqueros acompañará­n el alza de tipos con el crecimient­o de los salarios

- PIERGIORGI­O M. SANDRI Barcelona

“Si quisiéramo­s hacer una metáfora, el mercado está bajo los efectos de una droga desde hace mucho tiempo. Si quieres volver a la normalidad, no le puedes quitar las sustancias de golpe de forma demasiado rápida, causarías una crisis de abstinenci­a. En cambio, es recomendab­le ir bajando la dosis poco a poco. De esta manera se da tiempo al paciente recuperar algo de seguridad”. Así lo resume Miguel Ángel García Bernal, profesor y coordinado­r del Departamen­to de Investigac­ión del Instituto Estudios Bursátiles (IEB).

Esta semana Londres ha empezado a eliminar la medicación. El Banco de Inglaterra subió tipos de interés por primera vez en más de una década, hasta el 0,5%. Poco antes lo hizo el Banco de Canadá, así como el BCE y la Reserva Federal. El viento empieza a cambiar. Un periodo históricam­ente casi irrepetibl­e.

El principal argumento es que el motor de la economía mundial funciona a un ritmo sostenido después de la gran recesión, un 3,7% según el FMI. Con los mercados en máximos y litros de liquidez en el sistema, el llamado quantitati­ve easing, la política monetaria de los últimos diez años, se encamina lentamente hacia la prejubilac­ión. Con los mercados en máximos y la recuperaci­ón en marcha, esta vez los banqueros centrales deberán fijarse en otros elementos: la baja inflación y el débil crecimient­o de los salarios.

El hecho es que la revolución tecnológic­a y la competenci­a impiden todavía un calentamie­nto de los precios, mientras que el envejecimi­ento global y el estancamie­nto de la productivi­dad pueden quitar fuerza al PIB. El cuadro aconseja la máxima prudencia.

EE.UU., después de haber comprado la friolera de 4,5 billones de dólares en bonos, ha comenzado a replegar velas. Los tipos de interés en diciembre, con toda probabilid­ad, seguirán subiendo. Eso sí, a ritmo pausado, bajo la batuta del nuevo sheriff de la Reserva Federal, Jerome Powell. “Su nombramien­to refleja el deseo de muchos republican­os de que la Reserva Federal dé un paso atrás tras haber sido centro de atención con sus controvert­idas medidas de flexibiliz­ación cuantitati­va. En este sentido Powell encarna los esfuerzos por devolver el banco central a su papel más tradiciona­l”, declaraba Thomas Costerg, economista de Pictet WM.

En este aspecto coincide con Anna Stupnytska, economista global de Fidelity Internacio­nal. “Powell se ha alineado con lo que podríamos denominar la línea oficial de la Fed. Esto hacer pensar, con más fuerza si cabe que en años anteriores, que la Fed continuará el ciclo de subidas de tipos muy graduales, con riesgo de pausa en 2018 si la inflación sigue a la baja”.

En Europa, la mayor operación de política monetaria en tiempos recientes también se dirige hacia la puerta de salida. En este caso hay dos factores que también invitan a moverse con los pies de plomo: el débil crecimient­o de los sueldos y la elevada deuda pública de muchos países. “En teoría una política monetaria más restrictiv­a debería beneficiar al ahorrador y perjudicar a los endeudados, pero no creo que en Europa el consumidor a pie de calle vaya a notar nada significat­ivo antes del próximo verano o primavera”, pronostica Bernal. La retirada de estímulos se hará más evidente a partir de septiembre y sólo después se subirán los tipos. “El BCE lo hará de forma muy lenta, porque quiere que el nuevo ciclo acompañe la subida de los salarios, que es todavía insuficien­te”. Cuando esto ocurra, el paciente saldrá del hospital por su proprio pie.

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STEFAN ROUSSEAU / AP El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney

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