La política monetaria archiva la temporada del festival de liquidez
Los banqueros acompañarán el alza de tipos con el crecimiento de los salarios
“Si quisiéramos hacer una metáfora, el mercado está bajo los efectos de una droga desde hace mucho tiempo. Si quieres volver a la normalidad, no le puedes quitar las sustancias de golpe de forma demasiado rápida, causarías una crisis de abstinencia. En cambio, es recomendable ir bajando la dosis poco a poco. De esta manera se da tiempo al paciente recuperar algo de seguridad”. Así lo resume Miguel Ángel García Bernal, profesor y coordinador del Departamento de Investigación del Instituto Estudios Bursátiles (IEB).
Esta semana Londres ha empezado a eliminar la medicación. El Banco de Inglaterra subió tipos de interés por primera vez en más de una década, hasta el 0,5%. Poco antes lo hizo el Banco de Canadá, así como el BCE y la Reserva Federal. El viento empieza a cambiar. Un periodo históricamente casi irrepetible.
El principal argumento es que el motor de la economía mundial funciona a un ritmo sostenido después de la gran recesión, un 3,7% según el FMI. Con los mercados en máximos y litros de liquidez en el sistema, el llamado quantitative easing, la política monetaria de los últimos diez años, se encamina lentamente hacia la prejubilación. Con los mercados en máximos y la recuperación en marcha, esta vez los banqueros centrales deberán fijarse en otros elementos: la baja inflación y el débil crecimiento de los salarios.
El hecho es que la revolución tecnológica y la competencia impiden todavía un calentamiento de los precios, mientras que el envejecimiento global y el estancamiento de la productividad pueden quitar fuerza al PIB. El cuadro aconseja la máxima prudencia.
EE.UU., después de haber comprado la friolera de 4,5 billones de dólares en bonos, ha comenzado a replegar velas. Los tipos de interés en diciembre, con toda probabilidad, seguirán subiendo. Eso sí, a ritmo pausado, bajo la batuta del nuevo sheriff de la Reserva Federal, Jerome Powell. “Su nombramiento refleja el deseo de muchos republicanos de que la Reserva Federal dé un paso atrás tras haber sido centro de atención con sus controvertidas medidas de flexibilización cuantitativa. En este sentido Powell encarna los esfuerzos por devolver el banco central a su papel más tradicional”, declaraba Thomas Costerg, economista de Pictet WM.
En este aspecto coincide con Anna Stupnytska, economista global de Fidelity Internacional. “Powell se ha alineado con lo que podríamos denominar la línea oficial de la Fed. Esto hacer pensar, con más fuerza si cabe que en años anteriores, que la Fed continuará el ciclo de subidas de tipos muy graduales, con riesgo de pausa en 2018 si la inflación sigue a la baja”.
En Europa, la mayor operación de política monetaria en tiempos recientes también se dirige hacia la puerta de salida. En este caso hay dos factores que también invitan a moverse con los pies de plomo: el débil crecimiento de los sueldos y la elevada deuda pública de muchos países. “En teoría una política monetaria más restrictiva debería beneficiar al ahorrador y perjudicar a los endeudados, pero no creo que en Europa el consumidor a pie de calle vaya a notar nada significativo antes del próximo verano o primavera”, pronostica Bernal. La retirada de estímulos se hará más evidente a partir de septiembre y sólo después se subirán los tipos. “El BCE lo hará de forma muy lenta, porque quiere que el nuevo ciclo acompañe la subida de los salarios, que es todavía insuficiente”. Cuando esto ocurra, el paciente saldrá del hospital por su proprio pie.
CAMBIO DE CICLO El Banco de Inglaterra se suma al resto y da por finalizada la fase expansiva
EL BCE, CON CALMA La deuda en Europa es elevada y los sueldos bajos: se recomienda gradualidad