La Vanguardia

Sin rastro de Pyros

El viejo oso no da señales de vida desde hace 7 meses y no se descarta que esté muerto

- JAVIER RICOU Lleida

Dónde está Pyros? Es la pregunta que se repiten desde hace ya unos meses los técnicos encargados del seguimient­o del oso en los Pirineos. El viejo plantígrad­o, padre, abuelo y bisabuelo de la mayoría de ejemplares que habitan en estas montañas, no da señales de vida desde el pasado mes de abril. Atendiendo a su edad –cercana a los 30 años, equiparabl­es a los 90 en un humano– no es descabella­do augurar, coinciden estos técnicos, la posibilida­d de que Pyros haya muerto por causas naturales. Si fuese así, tampoco extraña el hecho de no haberse podido confirmar el fallecimie­nto, pues el animal solía moverse estos últimos años por una zona del Baish Aran con inhóspitos rincones a los que raras veces llega el humano.

Pyros, el oso más famoso de la colonia que habita los Pirineos y nacido en Eslovenia, fue liberado en los Pirineos en 1997. Desde el primer momento destacó sobre el resto de ejemplares por su carácter dominante. Y ese comportami­ento es el que le ha convertido en el progenitor de prácticame­nte toda la colonia repartida hoy por esas montañas. Pyros es, asimismo, uno de los ejemplares más fotografia­dos y filmados por las cámaras colocadas en los pasos utilizados por los osos. De ahí que extrañe aún más el hecho de que lleve casi siete meses sin pasar por ninguno de esos puntos.

Pyros se adaptó sin problemas a su nuevo hábitat y solía moverse, como el resto de osos, por diferentes zonas en las montañas del Pallars Sobirà, Aran y sur de Francia. Aunque en estos dos últimos años su vida ha sido mucho más tranquila. La última imagen que se tiene del viejo oso fue captada en el municipio de Les la pasada primavera. En esa zona del Baish Aran parecía encontrars­e muy cómodo y debido a su edad se cree que ha renunciado a las largas caminatas para explorar otros hábitats.

Si Pyros no da señales de vida en los próximos meses habrá que esperar a la próxima primavera (con las primeras nieves, los osos iniciarán su hibernació­n) para despejar la duda de si está vivo o muerto. Pero hasta que no pasen dos años sin dar señales de vida no se confirmará su fallecimie­nto. Es el plazo fijado en los protocolos de seguimient­o del oso para dar por muerto a uno de estos animales.

La incógnita sobre el actual paradero y estado de Pyros ha coincidido con otra ausencia que también despertó dudas e inquietud entre los técnicos que controlan los movimiento­s de estos animales. El protagonis­ta de esta segunda historia es Canelito. Este ejemplar, hijo de Canelle, la última osa autóctona del Pirineo, tenía fijada su residencia –junto con su padre, Nere– en las montañas de Aragón y Navarra. Hasta esta semana, la última pista que se tenía de Canelito databa del mes de julio del 2016.

Ahora las autoridade­s francesas acaban de confirmar, después de un año y tres meses sin saber nada de Canelito, que este oso está vivo. Han llegado a esa conclusión tras un análisis de ADN a partir de pelos recogidos en un paso utilizado por los osos en Luchon y Saint Lary. Una prueba que permite asegurar que Canelito pasó por esas montañas del sur de Francia a mediados del pasado mes de agosto.

La sorpresa para esos técnicos ha sido que Canelito se haya movido de la zona de Aragón y Navarra, que muy pocas veces ha abandonado en los últimos años. La principal hipótesis barajada para explicar ese cambio de comportami­ento es que este oso, acompañado por su padre, Nere, habría cambiado de hábitat para buscar hembras en el sur de Francia. Algo imposible de encontrar en las áreas del Pirineo occidental donde han pasado los últimos años, pues allí no hay ninguna osa. De hecho, desde Francia hace meses que se pide la reintroduc­ción de hembras en esas montañas de Aragón y Navarra para facilitar la reproducci­ón de Canelito, el único oso de los Pirineos que lleva en su sangre genes de la última osa autóctona de estas montañas. Canelito tenía sólo un año cuando su madre, Canelle, fue abatida de un disparo por un cazador francés. Ocurrió en noviembre del 2004 y el autor de esos disparos fue exculpado al estimarse que actuó en defensa propia.

Canelito era otro ejemplar desapareci­do, pero ahora Francia acaba de confirmar que está vivo

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El plantígrad­o, de 30 años, es padre, abuelo y bisabuelo de la mayoría de ejemplares que habitan en los Pirineos

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