El calentamiento global causa 23,5 millones de desplazados
La meteorología extrema obligó a dejar sus casas a 23,5 millones de personas en el 2016
El asunto no figura de manera específica en la nueva conferencia sobre cambio climático de la ONU que se inició ayer en Bonn. Pero gravitará como una espada de Damocles sobre sus debates. ¿Cómo afrontar el problema de los desplazados climáticos, esas poblaciones empujadas a abandonar sus hogares a causa de la intensificación de los temporales, los episodios de sequía u otros fenómenos climáticos devastadores, como la subida del nivel del mar?
La oenegé internacional Oxfam ha publicado el informe Desarraigados por el cambio climático ,enel que estima que 23,5 millones de personas fueron obligadas a huir de los lugares que habitan en 2016, a consecuencia de las catástrofes climáticas. “La pérdida de hogares, de los medios de vida y de las tierras a causa de estos desplazamientos obligados, pone de manifiesto el alto coste humano y la profunda injusticia que supone el cambio climático”, señala el informe. Las personas menos responsables del cambio climático son quienes más sufren sus consecuencias y quienes disponen de menos recursos para hacerles frente.
El cambio climático está intensificando el riesgo de que se produzcan catástrofes provocadas por fenómenos meteorológicos extremos, ya que incrementa el poder destructivo de las tormentas y las inundaciones. Al mismo tiempo, el aumento del nivel del mar, la inese tabilidad de los regímenes de lluvias, la sequía y otras transformaciones están erosionando las tierras, los recursos naturales y la seguridad de la población.
Los huracanes, las inundaciones, las sequías y los incendios registrados en el 2017 ilustran la sucesión alarmante de catástrofes naturales.
En agosto del 2017, más de 43 millones de personas se vieron afectadas por las inundaciones monzónicas extremas en Bangladesh, Nepal India, que causaron más de 1.200 víctimas mortales y millones de desplazamientos.
En el 2017, el Caribe y el sureste de EE.UU. han vivido una temporada de huracanes devastadora. Poco después del huracán Harvey, el huracán Irma provocó daños catastróficos en varias islas del Caribe como Barbuda, la isla de San Martín y Anguila antes de tocar tierra en Florida. Dos semanas más tarde, el huracán María (otro huracán que casi bate récords) arrasó el Caribe, y provocó una enorme destrucción en Dominica y Puerto Rico.
El cambio climático está agravando la sequía en muchas zonas debido a los cambiantes regímenes de lluvias y al incremento de temperaturas. Oxfam estima que sólo en los primeros nueve meses del 2017, cerca de 1,9 millones de personas se vieron obligadas a desplazarse debido a las sequías. Por ejemplo, en África Oriental, el incremento de temperaturas está agudizando la sequía, que a su vez mina la seguridad alimentaria y los medios de vida de la población, especialmente de aquellos hogares que dependen de la agricultura de secano.
La mayoría de estas personas desplazadas se quedan en sus países, aunque muchas otras pueden verse obligadas a cruzar fronteras.
En este desplazamiento suele incidir múltiples factores: la pobreza, el incremento de personas que viven en zonas de riesgo o el aumento del nivel del mar. El calentamiento causa situaciones crecientemente hostiles y agrava condiciones que, a veces, terminan provocando “conflictos y violencia, en un contexto en que las personas se ven obligadas a competir por unos recursos naturales cada vez más escasos”.
“La desigualdad es a la vez la causa y la consecuencia de la desproporcionada incidencia e impacto derivados de los desplazamientos asociados al cambio climático”, añade. Las personas que viven en países de ingresos bajos y medianos-bajos tienen una probabilidad cinco veces mayor de tener que desplazarse por estas catástrofes que las que viven en país es de ingresos altos. Entre el 2008 y el 2016, de media, los fenómenos meteorológicos extremos provocaron el desplazamiento de 14 millones de personas de los países más pobres
frente al cerca de un millón de personas de los países de ingresos altos, según datos del Centro de Seguimiento de los Desplazamiento Internos. Es muy probable que esta cifra sea menor que la real, pues normalmente los datos sólo incluyen los provocados por fenómenos repentinos.
“¿Cuántas tormentas del siglo más tendremos que ver para que nuestros líderes asuman la realidad y actúen?”, pregunta Tracy Carty, experta en cambio climático de Oxfam. El informe muestra que el cambio climático afecta de manera desproporcionada a lo pueblos indígenas y a mujeres y niños.
La elevación del nivel del mar es el asunto más preocupante para los Estados insulares del Pacífico. “La existencia incluso de los atolones en todo el mundo, como los de Kirbati, Tuvalu y las Islas Marshall, esta amenazado”, insisten los expertos de Oxfam.
La conferencia sobre cambio climático que se inició ayer en Bonn no debería hacer oídos sordos a este problema, puesto que la ONU ha dado las riendas de las negociaciones a un país directamente afectado, las Islas Fiyi. En 2016, el ciclón Winston obligó a desplazarse a casi 55.000 habitantes de Fiyi y destruyó una quinta parte de su PIB.
“Esta conferencia será la ocasión de dar la palabra a los países a ingresos débiles, que son los más vulnerables a los impactos del cambio climático”, señala Simon Bradshaw, de Oxfan en Australia, uno de los coautores del informe..
“Lo que nosotros queremos es transmitir un sentido de urgencia durante la conferencia”, señala la negociadora en jefe de las Islas Fiyi, Nazhat Shameen Khan. “En tanto que Estado insular somos los primeros en sufrir los efectos del calentamiento climático”.
No obstante, para resolver este problema se requiere resolver el vacío legal, que hace que se frene la acción. El estatus definido por la Convención de Ginebra de 1951 se aplica a las personas que huyen de su país por temor de ser perseguidos, pero no hay un convenio de este tipo para los desplazados climáticos, que se quedan frecuentemente en sus país.
“Hay que desarrollar nuevas normas”, dice Simon Bradhaw. “Es el reto del pacto mundial para las migraciones, que debe ser adoptada por la Asamblea general de Naciones Unidas en septiembre de 2018”.
El gobierno de Nueva Zelanda ha decidido ir más allá y hacerlo rápido. Ante el rechazo repetido de la justicia del país de obstaculizar el estatuto de refugiado climático para las familias de Tuvalu y de Kiribati (con el argumento de que no hay ninguna base legal para acordar este estatus), Wellington está estudiando crear una “nueva categoría experimental de visado humanitario para las personas que huyan de la subida del nivel de los océanos”, anunciado James Shaw, su ministro de cambio climático.
En los primeros nueve meses del 2017, la sequía obligó a moverse a 1,9 millones de personas
La población de países pobres tiene 5 veces más probabilidad de sufrir estos impactos