Las urnas de Sicilia
Berlusconi arrastra aún votos y une al frente conservador
Las elecciones regionales del domingo en Sicilia, con victoria del centroderecha, han insuflado moral a los conservadores italianos de cara a recuperar el poder en Roma tras el voto nacional, en marzo.
Las elecciones regionales del domingo en Sicilia, en las que ganó el centroderecha, ha insuflado moral a los conservadores italianos de cara a recuperar el poder en Roma tras el voto nacional, en marzo próximo. Los comicios sicilianos han supuesto un revés para el Partido Demócrata (PD, centroizquierda) de Matteo Renzi, agudizando su crisis, y consolidan al Movimiento 5 Estrellas (M5E), de Beppe Grillo, como alternativa de gobierno.
Un escrutinio muy lento –comenzó ayer a las 8 de la mañana, 10 horas después de concluirse la votación– y aún estaba en marcha al cerrarse esta edición, daba al candidato conservador, Nello Musumeci –viejo militante del posfascista (y ya desaparecido) MSI–, el 39,30% de votos, frente al 35,1% de Giancarlo Cancelleri, el cabeza de lista los grillini. Fabrizio Micari, del PD, se quedó en el 18,8%.
En Sicilia, el elector dispone de dos votos. Con uno expresa su preferencia por un candidato a la presidencia de la región. Con el otro opta por una lista electoral. Cabe la posibilidad de elegir a partidos distintos en cada voto, lo cual alimenta no poca confusión en el recuento.
El mérito del centroderecha ha sido su pragmatismo, el haber dejaEl
do aparte sus divisiones, sus rivalidades y ambiciones personales, para presentarse unidos por un candidato. Esto ha sido posible, en gran parte, por la autoridad y el instinto que aún conserva Silvio Berlusconi. A sus 81 años, el líder de Forza Italia voló a Sicilia para participar en varios mítines. El veterano ex primer ministro aún tiene mucho tirón popular, a pesar de todos los escándalos y de estar inhabilitado como consecuencia de una sentencia por fraude fiscal. Il Cavaliere intervino de modo decisivo para que su partido hiciera piña con Hermanos de Italia –de orígenes posfascistas, como Musumeci– y con la Liga Norte (que ahora se hace llamar sólo Liga y se presenta también en el sur). Se trata de la misma alianza con la que Berlusconi gobernó Italia durante varios periodos y que se ha revelado, una vez más, una fórmula ganadora.
M5E, de Beppe Grillo, recibe otro espaldarazo y se presenta con credibilidad para aspirar a vencer en las generales. Las malas lenguas aseguran que en realidad el segundo puesto en Sicilia era ideal para ellos, que lo preferían a la victoria, pues esta les hubiera obligado a ensuciarse las manos para intentar gestionar una región muy problemática, con una administración sobredimensionada y condicionantes históricos muy negativos como la infiltración mafiosa.
En el PD, las cosas se ponen feas para Renzi. Está pagando su soberbia personal y la escisión, hace unos meses, del sector izquierdista. Es posible que se reabra el debate sobre su liderazgo y la idoneidad de su candidatura a premier. Hay quien sostiene que el actual jefe del Gobierno, el discreto y eficaz Paolo Gentiloni, sería más adecuado para unir al centroizquierda.
La abstención en Sicilia fue altísima –más del 53%– y el posible efecto Catalunya resultó inexistente: una lista independentista sólo cosechó el 0,7% de los sufragios.