¡Hoy es el día del Hombre!
Hoy, 19 de noviembre, es el día internacional del Hombre, algo así como el día de la Mujer (8 de marzo) pero sin publicidad institucional, orgullo de género ni novedades literarias sobre la maravillosa aventura de tener pito, discutir a gritos o morirse en España cinco años y medio antes que las mujeres.
Un día para la reivindicación masculina. Un día... importante. Hoy, hoy... ¡hoy es un gran día! ¡Qué les voy a decir que ustedes no sepan!
(Bueno, sí: los rusos de Rusia, quiénes si no, me han enviado con su pérfida maldad, ¡esta semana!, dos correos electrónicos en inglés cuyos títulos son ofensivos: “Cómo despertarse como una roca” y “Cómo durar más en la cama”).
–¿Un día grande y no se celebra? Yo creo que los hombres celebraríamos nuestro día con el mismo orgullo, convicción y alegría de género que las mujeres, pero nos pueden nuestras virtudes intrínsecas: pachorra, simpleza y comodidad.
¿Quién acudiría este 19 de noviembre al Saló de Cent a escuchar la disertación
Si no lo celebramos a lo
8 de marzo, es por fidelidad a nuestros valores: pereza, pachorra, comodidad...
de Filiberto Ramírez sobre la masculinidad de los pueblos indígenas? Su padre. ¿Quién aguantaría un coloquio sobre si el varón del siglo XXI nace o se vuelve castrado o es sencillamente tonto del bote? Cuatro gatos. ¿Quién saldría a manifestarse para conciliar, estar en casa a las 6 y disfrutar de la prole? Tres paritarios.
Si los hombres desaprovechamos nuestro día internacional, no es por falta de inquietudes, sino porque nos falta el permiso social y las ganas de pedirlo. Total, qué vamos a conquistar si es domingo, hay campeonato de Liga y yo lo que quiero es comer paella del casado, echar una siesta y chatear con una estilista de Albacete, partidaria en la intimidad de la masculinidad decimonónica.
El día del Hombre es, en resumen, una tontería, pero conviene darle publicidad para que cuando ellas celebran el 8 de marzo con páginas y páginas en la prensa, disertaciones y talleres subvencionados no surja el torpe de turno con la pregunta: ¿y para cuándo un día del Hombre?
¿Cabe esperar algún homenaje sorpresa al hombre desprevenido de parte de esposas, cuñadas, novias informales, madres políticas o vecinas de escalera? Me temo que no.
–¿Que hoy es el día del Hombre? ¡Todo el año es el día del Hombre, patriarca, listillo, cariño, gallito, machote, que no te enteras de nada!
Algo me dice que no sale a cuenta presumir de festividad ni dar ideas a Ada Colau, no sea que organice una rúa masculina por el paseo de Gràcia, con hombres en tanga debidamente catalogados en lo alto de buses turísticos: casados con barriga, casados sin compromiso, solterones, solterillos, separados o divorciados que al principio entonarían We are the champions y al final se irían al son de María Cristina me quiere gobernar.