Las réflex (ya) tienen serias alternativas
Los móviles han alterado un mercado fotográfico en el que ganan cuota las cámaras sin espejo de objetivos intercambiables
Los teléfonos móviles han llevado a las cámaras a una situación límite en muy pocos años. La calidad creciente de los smartphones para hacer fotografía, con nuevas técnicas que exprimen la combinación de hardware y software han llevado a la mayoría de las personas a no cargar con una cámara para resolver necesidades cotidianas, como una reunión de familia y amigos, o alguna instantánea ocasional de paisajes. En la gama alta, cada vez más reducida a entusiastas de la fotografía, la lucha entre las réflex y las cámaras sin espejo se ha acelerado.
Entre los sectores más afectados de la fotografía están las cámaras compactas de gama media y baja de lentes fijas. Los móviles pueden sustituirlas en la mayoría de las ocasiones. No así a las compactas de gama alta, que tienen, por ejemplo, potentes zooms y atraen a usuarios avanzados en fotografía.
La tecnología réflex, en la que un espejo situado por delante del sensor fotográfico permite al usuario ver la imagen que va a captar, proviene de la era de la película fotográfica. El sensor electrónico, en cambio, transmite a un visor o una pantalla la misma imagen que llega al sensor.
En el 2011, el 100% del mercado de cámaras de lentes intercambiables eran réflex. Este año, la misma proporción es del 64%.
Hasta hace muy poco, cualquier aficionado que quisiera hacer fotografías de calidad con un control completo de las diferentes variables de sus tomas, debía recurrir a una cámara réflex. Es una de las principales opciones de los fotógrafos profesionales de prensa. Aunque hay otras marcas en el mercado, Canon y Nikon han mantenido un buen pulso por este nicho, con modelos cada vez más completos que difuminan la frontera entre los usos personales y los profesionales.
Entre las compañías que tienen cámaras sin espejo de lentes intercambiables, a finales del 2013, Sony lanzó la primera de su serie Alpha 7, que son de formato completo, el tamaño de sensor que reproduce las dimensiones de la antigua película de 35 milímetros y un estándar en el ámbito profesional. Entre las ventajas de las cámaras sin espejo respecto a las réflex están su tamaño más reducido, su menor peso y ruido.
Este verano, Sony lanzó una supercámara para profesionales, la Alpha 9. En el tamaño contenido de la serie Alpha, se han metido características excepcionales que sólo puede precisar un profesional: como ráfagas de hasta 20 imágenes por segundo, un enfoque de 693 puntos y tomas de hasta 1/32.000 segundos. En definitiva, una “bestia” de gran rendimiento capaz de trabajar sin ruido pero con un precio muy elevado: 5.300 euros.
El mes pasado, Sony anunció por sorpresa la tercera versión de su serie 7R, la más avanzada de la gama Alpha. Este modelo compite con los modelos réflex para usuarios avanzados y profesionales. Tiene un sensor de 42,3 megapíxeles y muchas de las características de su hermana mayor, como un visor de altísima resolución (que no pierde la imagen por un momento como sucede al tomar las fotos con las réflex), una doble ranura para tarjetas, y un joystick trasero con el que se ajusta el punto de autofoco.
Si se toman sus características, la 7R III se pone a la altura, y en varios apartados las supera, de dos de las réflex de formato completo del momento: la Canon 5D Mark IV y la Nikon D850. Sólo pierde con diferencia en la duración de la batería, pero gana en muchos otros aspectos técnicos, desde número de disparos por segundo (10 frente a 7) a puntos de enfoque. Además, pesa bastante menos (143 gramos menos que la Canon y 348 gramos menos que la Nikon). Incluso es algo más barata, ya que cuesta 3.500 euros frente a los 3.999 euros de la 5D y los 3.800 euros de la D850.
Con el 7R III y la Alpha 9, Sony ya se codea con dos de las grandes referencias. El futuro determinará si la tecnología réflex sigue siendo la más óptima para una fotografía de calidad. Lo que está claro es que, a partir de ahora, no será la única a tener en cuenta. Ni siquiera para profesionales.
Las compactas de gama media y baja no pueden con la competencia directa de los smartphones