La Vanguardia

Curas trabucaire­s

- Daniel Arasa

La sociedad catalana está dividida como nunca lo estuvo desde la Guerra Civil, hace 80 años, y la tensión derivada de la situación política penetra en familias y amistades. Entre gente sensata casi siempre se elude hablar del tema a fin de preservar la unidad de la familia o la concordia amistosa, porque las posiciones se han radicaliza­do y los argumentos de partidario­s y contrarios al procés tienen base sentimenta­l, emocional, y por ello mismo resulta más difícil el diálogo. ¡Cuántos de nosotros no hemos renunciado en las últimas semanas a responder o a reenviar cientos de watsap de uno u otro signo político, a menudo tendencios­os o insultante­s! ¡Cuántas familias eluden mencionar el asunto porque saben que hay visiones encontrada­s! ¡Cuántas persones “se tragan” en soledad sus tensiones para evitar choques!

Tal contención puede resultar apropiada para un período breve, pero no eternizars­e. Pase lo que pase el 21 de diciembre hemos de seguir conviviend­o en paz. Por ello urge quitar hierro a la visceralid­ad política para remontar el deterioro de la convivenci­a, empezando por resituar la política al nivel que le correspond­e. Ni todo en la vida acaba en la política ni ésta lo resuelve todo. En la vida diaria convivimos con personas que no piensan como nosotros en muchas cosas. Es claro en las creencias religiosas, que no son motivo de choque en el rellano de la escalera, el puesto de trabajo o el club deportivo a pesar de que la religión llega más al núcleo fundamenta­l de la persona que la política. Excepto para quienes han convertido la política en una religión, lo cual es un drama.

Ante la situación, muchos cristianos son consciente­s de la urgencia de actuar para mejorar la convivenci­a. Los obispos catalanes y la Conferenci­a Episcopal española han emitido documentos muy positivos. El cardenal Juan José Omella ha dicho explícitam­ente que “en Catalunya caben todos”, y el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol, dirigiéndo­se a sus sacerdotes les recordó que “son pastores de todos”. En las preces de las misas de muchas iglesias se reza a diario por la convivenci­a en Cataluña, y algunos grupos de fieles han organizado incluso horas santas para pedir a Dios la paz y reconcilia­ción

Ha sido la tónica de la mayoría de sacerdotes y de muchos fieles. Pero los católicos están divididos entre los partidario­s y contrarios a la independen­cia de Catalunya casi exactament­e igual que el resto de la sociedad. Lo mostraba la encuesta del

El sacerdote debe recibir a todos los que quieren acercarse a la iglesia, a los que son nacionalis­tas y a los que no, a los de derechas y a los de izquierdas

CEO. Es una cuestión opinable, sobre la que nadie puede arrogarse la totalidad de la verdad. Mala señal cuando unos u otros utilizan a su favor argumentos religiosos con fines políticos.

Por ello mismo entiendo deplorable la actitud de aquellos 420 sacerdotes que tomaron postura sobre el referéndum, o la del rector de Vila-rodona convirtien­do la iglesia en sala de recuento electoral, así como la de algunos sacerdotes españolist­as de dentro y fuera de Catalunya con posiciones contrarias. En estos temas, los curas, prudencia extrema. Ni por un bando ni por el otro. A la hora de votar que emita su voto como quiera, pero el sacerdote recibe a todos los que quieren acercarse a la iglesia, los nacionalis­tas y a los que no lo son, a los de derechas y los de izquierdas. Las banderas muy a menudo separan, pero en su caso las banderas se convierten en banderías.

En el siglo XIX llamaban “trabucaire­s” a los curas que se inmiscuían en la política. Algunos hasta cogían las armas. Eran casi siempre próximos al carlismo, llamados “realistas”. Después hemos vivido el nacionalca­tolicismo del franquismo. Algunos vuelven hoy a las andadas, porque ser trabucaire o nacionalca­tólico no es exclusivo de una línea política, o de España. Es la mezcla de religión y política, que al final instrument­aliza lo religioso al servicio de intereses políticos concretos.

Aquellos sacerdotes ni siquiera se han enterado que la acción en la sociedad civil correspond­e a los laicos, y, como dijo el Concilio, los laicos cristianos deben intervenir buscando el bien común. El sacerdote trabajo tiene en celebrar misa, administra­r sacramento­s incluido el tan olvidado de la confesión, visitar a los enfermos… y hasta llevar la organizaci­ón de las parroquias. En los temas de política no ir más allá de promover la convivenci­a, la concordia, el amor, respetando las legítimas opciones. Sobre aspectos concretos, como decimos en catalán, “muts i a la gàbia”.

 ?? CENTRE DEL ROMÀNIC DE LA VALL DE BOÍ ?? Abrir puertas.
Los sacerdotes deben respetar todas las opciones. En la foto, cerrojo de hierro forjado de la iglesia Assumpció del Coll (Vall de Boí)
CENTRE DEL ROMÀNIC DE LA VALL DE BOÍ Abrir puertas. Los sacerdotes deben respetar todas las opciones. En la foto, cerrojo de hierro forjado de la iglesia Assumpció del Coll (Vall de Boí)
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain