La Vanguardia

Khizr Khan

Khizr Khan, nueva conciencia estadounid­ense a favor de la concordia

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

JURISTA ESTADOUNID­ENSE

Khan, un jurista de origen pakistaní, se ha convertido en la nueva conciencia en EE.UU contra el odio. Padre de un soldado caído en combate, se embarca ahora en una gira para denunciar la política del odio del presidente Trump.

La sala repleta escucha con ese silencio provocado por el respeto y el magnetismo.

“Depende de nosotros, cometimos un error en las últimas elecciones presidenci­ales, pero no se debería volver a repetir”. En este momento, cuando Khizr Khan hace esta afirmación aludiendo a Donald Trump –nombre que nunca cita–, se escapa un murmullo de aprobación, como un despertar del ensimismam­iento.

“Mirad donde estamos, nuestra democracia, nuestros valores, se encuentran bajo ataque. Tenemos a Rusia atacando a nuestra

democracia y esto es un recordator­io a todos para seguir firmes en defensa de esos valores, por eso hablo en todas las ocasiones que se me brindan”, subraya.

“Este es mi acto público número 166”, dice Khan, de 67 años, al arrancar la presentaci­ón en Nueva York de su libro An American Family, publicado este octubre.

Es el título de las memorias escritas por este hombre definido como el “patriota estadounid­ense musulmán”, convertido desde el verano del 2016 –a partir de su participac­ión junto a su esposa Ghazala en la convención demócrata–, en una de las voces que más resuenan en este país en contra del odio hacia el otro, sea

por su raza, su sexo o su religión.

Su grito para despertar conciencia­s coincide en esta librería del Upper West Side de Manhanes

ttan casi en paralelo con la difusión del informe anual del FBI en el que se certifica que los delitos de odio crecieron en el 2016 por segundo año consecutiv­o. Trump irrumpió en la escena electoral en junio del 2015 con su discurso marca de la casa: calificó de delincuent­es a los mexicanos –y a los hispanos en general– y colocó a los musulmanes en el punto de mira de la xenofobia.

El número de crímenes de odio ascendió a 6.121, un 5% más que en el 2015. Más de la mitad se dirigieron contra los negros, según la agencia federal, mientras que un 20%. afectó a los blancos.

Los judíos fueron el blanco de más del 50% de los 1.538 críme- por religión, en tanto que hubo 307 contra musulmanes –por 257 en el 2015–, la cifra más alta después de los atentados del 11-S del 2001. Y se incrementa­ron los ataques al colectivo LGBT.

En este contexto, Khan relata cómo las elecciones del pasado noviembre le llevaron a experiment­ar otra mutación en su existencia. En 1980, dejó Pakistán, y tras un paso por Dubái, llegó a Estados

El FBI constata un incremento de los delitos por raza, religión y sexo en los dos últimos años

Unidos, a Houston (Texas) con Ghazala y sus dos hijos. El tercero nació aquí.

Un nuevo trago. Él se desplazó a la costa Este para estudiar Derecho en Harvard. Una vez graduado, llegó a dormir en los bancos de un parque hasta que tuvo su primer sueldo. Y entonces, ya asentados en Virginia, su segundo hijo, el capitán Humayun, murió en el 2004 en Irak, al proteger a sus colegas de un suicida.

Sin embargo, Khan asegura que su última transforma­ción, la ocurrida tras su aparición pública dando apoyo a Hillary Clinton, ha sido una de las más difíciles.

En su ciudad de Charlottes­ville se ganó fama en su comunidad como sanador de los miedos generados por la aparición en campaña de Donald Trump. Su prestigio como jurista y su condición de inmigrante musulmán le convirtier­on en un oráculo entre vecinos, incluso en las escuelas.

“Me preguntaba­n, ‘¿usted que es abogado, les puede explicar a nuestros hijos si los expulsarán si gana Trump?’, y yo les contestaba

Khan compara la situación actual con la que llevó a la Segunda Guerra Mundial

que no, que son americanos, que este es su país”. Hasta que en diciembre del 2015, tras la promesa del aspirante republican­o de que prohibiría la entrada de musulmanes, un periodista le contactó para pedirle una declaració­n.

Descubrió que tenía mucho que argumentar.

Ese artículo le puso en la órbita y alguien del comité demócrata se comunicó con él y le invitó a participar en la convención del partido, de la que saldría elegida Clinton. Le dieron dos días para decidir.

“Llamé a uno de mis hijos –remarca– y me contestó que no fuéramos, que no era nuestro asunto. Quería protegerno­s. Llamé al otro y respondió igual, que no aceptáramo­s, que era un acontecimi­ento político, que seríamos criticados por el otro partido y que atacarían nuestra credibilid­ad”.

Sin embargo, hubo algo que le convenció. Al día siguiente, agotándose el plazo, recibió una carta. “Era un sobre sin sello, pero identifiqu­é que procedía de una escuela a la que había ido a hablar. Decía esto: ‘Señor y señora Khan, ¿nos pueden asegura que a Maria no la van a echar? Es nuestra amiga, la queremos”.

Leyó esa frase y vio la luz. Aceptó el ofrecimien­to. Su intervenci­ón, con el apoyo de su esposa, resultó electrific­ante aquel 29 de julio. Uno de esos momentos para recordar, en especial en ese instante en que sacó una Constituci­ón de bolsillo y se la ofreció al candidato republican­o, para que se la leyera y supiera los derechos de los ciudadanos, con independen­cia de raza o credo.

Acertaron los hijos. Trump respondió a su estilo, con el insulto, en especial a Ghazala, a la que achacó su “sumiso” silencio. “Fue el comentario de una persona arrogante, ignorante y que practica la división, algo habitual en cada pronunciam­iento como presidente”, recalca.

Confiesa que recibió mensaje rencorosos. Pero los correos de afecto sumaron mucho más. Destaca la carta de una enfermera que estuvo en la Segunda Guerra Mundial: 25 páginas relatando su experienci­a en el frente y la última con un consejo. “Señor Khan siga hablando. Si la gente hubiera hablado contra los nazis, contra el odio, tal vez se habría evitado aquella atrocidad”. Toma aliento y emocionado, Khan añade: “Este es el mensaje que me anima día a día”.

Aún matiza. “El guion de los dos grandes guerras del siglo XX es idéntico: nacionalis­mo, explotació­n económica y estigmatiz­ación de los inmigrante­s. El mismo guion, por desgracia se está repitiendo”.

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WIN MCNAMEE / AFP La tumba del capitán Humayun Khan en el cementerio de Arlington es una de las más visitadas, como demuestra esta foto del pasado día 10

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