La Vanguardia

El alce blanco de los suecos

- GLORIA MORENO Barcelona

Suecia tiene una nueva mascota. O al menos eso muestran las más de 66.000 personas que en pocas horas firmaron esta semana una urgente petición para evitar el sacrificio de Ferdinand, un extraño alce de color blanco que anda merodeando por los bosques de Värmland (oeste del país) y que ha puesto en alerta a la población local.

El imponente animal, que pesa unos 450 kilos, es toda una rareza. En lugar de tener la piel oscura caracterís­tica de su especie, es todo blanco, incluidas las enormes astas que luce en la cabeza. Hace ya algún tiempo que se sabía que vivía por esta zona. Hans Nilsson, concejal de la pequeña localidad de Eda, llevaba más de tres años intentando dar con él para grabarlo en vídeo. Finalmente, el pasado 11 de agosto, lo consiguió.

La secuencia, de poco más de un minuto, muestra al animal campando a sus anchas por el prado. Cruza un riachuelo, come hojas de unos árboles y luego mira directamen­te a la cámara, sin inmutarse. “Lo colgué en mi página personal de Facebook sin imaginar que en un par de días se iba a propagar por todo el mundo”, admite en declaracio­nes a este diario.

La web del National Geographic y otros medios internacio­nales no tardaron en hacerse eco y en poco tiempo el vídeo se convirtió en viral. Según Nilsson, no es disparatad­o calcular que se ha reproducid­o 100 millones de veces.

Pero con la fama, también llegaron los problemas. De pronto, numerosas personas empezaron a acudir a esta zona rural y poco poblada para contemplar­lo con sus propios ojos. Acostumbra­do a la paz y la tranquilid­ad, no se le considera un animal peligroso. Pero sí puede reaccionar de manera inesperada si se le provoca.

Finalmente, la situación se precipitó hace unos días, cuando una mujer que había salido a correr con sus dos perros sufrió una lesión a causa del animal. Asustado por los ladridos de los perros, el alce se precipitó sobre ella, que se cayó y se dislocó un hombro.

La accidentad­a denunció los hechos y la policía decidió permitir la caza del animal. En primer lugar, los tiradores deberían intentar alejarlo de la zona. Pero, si no lo lograban, estaban autorizado­s para matarlo. Además de la queja de la mujer, varios ancianos habían lamentado que ya no se atrevían a salir de casa por miedo al alce.

“No es un animal doméstico, aunque muchas personas lo vean así. El alce puede parecer manso, pero también tiene sus instintos naturales”, remarcó Christer Lööf, el jefe de la policía de Arvika, uno de los municipios afectados.

Pero su decisión originó un enorme revuelo y las autoridade­s se vieron obligadas a dar marcha atrás. En unas horas, dos peticiones distintas consiguier­on decenas de miles de firmas. “Participó gente de toda Suecia, tanto de las grandes ciudades como del mundo rural”, celebra Nilsson. Él mismo fue el promotor de una de las peticiones, que recabó casi 15.000 firmas. La otra, lanzada por Djurens Rätt, principal organizaci­ón animalista del país, consiguió más de 51.000.

Según Nilsson, esta reacción demuestra que “la decisión de la policía era equivocada. El alce nunca ha sido una amenaza. Sólo que no le gusta que los perros le ladren. No se debería castigar con la muerte a un animal salvaje que lo único que ha hecho es responder de acuerdo a su instinto natural”.

De los 300.000 o 400.000 alces que hay en Suecia, sólo un centenar son blancos; la mayoría vive en esta zona. Su color no se debe a que sean albinos, puesto que en ese caso también tendrían los ojos claros, sino que son portadores de una particular­idad genética denominada leucismo. Son capaces de producir melanina, pero el pigmento no se deposita en las células de su pelaje.

En el caso de Ferdinand, que tiene ocho años, su madre también era blanca. Esta murió cuando él era muy pequeño y un granjero lo alimentó durante el primer invierno. Desde entonces, vive en los bosques de la zona. Últimament­e se le ha visto junto a una hembra que tiene dos crías, una blanca y la otra marrón.

A Ferdinand le crió un granjero cuando murió su madre, que también tenía la piel blanca

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(abajo) logró grabar al animal, uno de los pocos blancos, y lo hizo famoso
HANS NILSSON El alce Ferdinand. El concejal de Eda Hans Nilsson (abajo) logró grabar al animal, uno de los pocos blancos, y lo hizo famoso
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su caza
Suecia se movilizan para salvar un raro alce después de que la policía autorizara su caza

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