Barcelona rebaja el coste de los funerales
Serveis Funeraris reestructura el catálogo de servicios y lo adapta a las actuales necesidades sociales con nuevos precios y servicios
Los Servicios Funerarios de Barcelona (SFB) gestionados por la empresa Mémora han iniciado un proceso de reestructuración en la gestión de sus prestaciones. Un sistema con más de cien años de antigüedad que busca adaptarse a los nuevos tiempos y para ello quiere recoger las reivindicaciones ciudadanas e incorporar nuevas modalidades en un catálogo del que destaca una significativa rebaja en el servicio básico de un funeral, asumiendo la tendencia en la que impera un cambio radical en el concepto de gasto fúnebre.
Como detalla Juan Jesús Domingo, presidente de SFB y consejero delegado de Mémora, tras un intenso análisis “hemos recogido la sensibilidad sobre el coste del servicio funerario”. La nueva fórmula, consolidada desde el último trimestre del 2017, permite a las familias gastar menos en la ceremonia fúnebre. El servicio mínimo ha bajado hasta los 1.600 euros, que además se pueden abonar de forma fraccionada sin gastos de financiación.
A la actualización del catálogo del servicio funerario en Barcelona, Mémora suma elementos para dar cobertura a la problemática social de la ciudad. Así, SFB asume el coste funerario de 600 familias en grave riesgo social. Una propuesta en la que el actual gobierno municipal “hizo mucho énfasis”, informa su presidente.
En Barcelona hay unas 15.000 defunciones al año, de las que un 70% no precisa pagar el servicio funerario porque ya dispone de alguna fórmula de seguro. El resto, unas 2.500 familias, gastan una media de 3.200 euros en el funeral, escogiendo de entre el catálogo personalizado de servicios, adaptable a cualquier necesidad.
Si la funeraria municipal tiene en cuenta las necesidades actuales de la sociedad, incluido el servicio mínimo adaptado a la crítica situación económica de muchas familias, tampoco obvia las nuevas tendencias, como la contratación en vida del funeral.
La fórmula Electium permite al interesado dejarlo todo atado antes de su muerte. Una decisión que el interesado puede tomar como “último acto de amor” ya que puede aliviar a sus allegados de la presión y el sufrimiento que supone la tramitación burocrática de un funeral y garantiza que se cumplan las últimas voluntades. Esta modalidad, en la capital catalana sólo ha sido utilizada por el 10% de los usuarios de SFB, unas 1.500 personas. “Un porcentaje muy bajo con respecto a otro países, porque aquí no estamos educados para superar los tabúes de la muerte”, reconoce el presidente de la empresa.
Sobre el debate abierto por el Ayuntamiento –socio de SFB con un 15%, de las acciones– sobre la creación de una funeraria municipal, desde Mémora reconocen que “difícilmente sería viable económicamente”. “Es complicado pensar que vayan a gastar cinco millones en un tanatorio, cuando los existentes sólo están ocupados al 50%”, dice Domingo, por lo que entiende que no se plantee una nueva funeraria pública como una necesidad.
La tendencia del futuro es contractar el servicio funerario en vida, una modalidad que ya han utilizado 1.500 familias