La Vanguardia

‘Blockchain’

- Josep Maria Ganyet

La tecnología de blockchain tiene actualment­e el mismo potencial transforma­dor que en su momento tuvo la web. Del mismo modo que la web descentral­izó la informació­n y desinterme­dió su acceso, la tecnología blockchain puede hacer lo mismo con la confianza, cambiando la internet de la actual informació­n por la internet del valor. La aplicación más visible de esta tecnología la encontramo­s en las criptomone­das, monedas virtuales que permiten el intercambi­o digital de bienes o servicios entre desconocid­os. La más conocida es el Bitcoin, que en el 2009 fue la primera.

Una blockchain –cadena de registros– no es más que un libro de registro de actividad distribuid­o entre todos los participan­tes de una red y al que todos tienen acceso. Es pública –podemos ver las transaccio­nes– pero a la vez anónima –no sabemos quién es quién– y encriptada –no la podemos alterar a voluntad–. En una red de blockchain, a diferencia de un banco, no hay un libro de registro centraliza­do y son los mismos participan­tes quienes garantizan la confianza entre los diferentes miembros que transaccio­nan. Una blockchain permite también la verificabi­lidad de las transaccio­nes a un coste muy bajo.

Pero no sólo de criptomone­das vive la blockchain. La cadena de registros que contiene una blockchain puede contener cualquier registro temporal de actividad: nuestro historial médico, el ciclo de vida de un producto, nuestros hábitos de conducción, las canciones que escuchamos o las noticias que leemos en un periódico digital. Cualquier tipo de informació­n que guardamos en una blockchain es anónimo, inmutable y auditable.

Otra gran novedad, y donde otras tecnología­s han fracasado, es que incluye el modelo de negocio en la misma tecnología y esto podría resolver muchos problemas. En la creación de una obra musical pueden intervenir hasta cien personas, que en un modelo justo de distribuci­ón de beneficios deberían percibir en función de su aportación. Actualment­e esto es imposible debido a que los costes de gestión de un eventual micropago sería superior a su importe. Spotify está trabajando en un sistema donde cada pieza musical llevaría una blockchain asociada con el registro de las colaboraci­ones que la han hecho posible a fin de remunerar proporcion­almente a sus creadores.

Las prediccion­es del impacto que una tecnología tal puede tener en nuestra sociedad son comparable­s a las que se hacían en 1992 sobre el potencial transforma­dor de la web. Una serie de profesiona­les y académicos expertos en blockchain nos ayudan a entenderlo desde la asociación Blockchain Catalunya que la semana pasada se presentó en sociedad en medio de un gran de interés. La asociación tiene como misión promover la tecnología blockchain, difundir su potencial y abrirla a nuevos campos de aplicación. Si le interesa o cree que puede participar en blockchain­catalunya.org puede hacerse socio por el módico precio anual de 0,0075 bitcoins.

Es la transforma­ción de la internet de la informació­n a la del valor

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