La Vanguardia

José Montero

Un plan de huertos en azoteas municipale­s tiene tanto éxito que abastecerá a comedores sociales

- DOMINGO MARCHENA Barcelona

TÉCNICO AGRÍCOLA DEL GOVERN

José Montero, de 59 años, lleva más de la mitad de su vida trabajando para el Departamen­t d’Agricultur­a, pero pocas veces ha disfrutado tanto como en su actual cometido: enseñar horticultu­ra a jóvenes con capacidade­s especiales.

Si un día se produjera un cataclismo, nosotros, los capacitado­s, nos moriríamos de hambre porque no sabemos cultivar la tierra. Ellos sí. Vicente, Cristian y Pedro tienen entre 21 y 26 años. Mohamed y Jesús no recuerdan su edad, pero Jesús sí recuerda que tiene una novia, Marta, a la que quiere mucho. “Por favor, escribe que la quiero mucho” (y seguro que ella a él también).

Son cinco de la treintena de jóvenes que aspiran a convertir en un vergel la azotea de la sede del distrito de Sants-Montjuïc, en la calle Creu Coberta, 104. Es difícil pero no imposible, sobre todo cuando se tienen tantas ganas de aprender y maestros como José Montero y Cristian Morales. Estos técnicos del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimen­tàries, dependient­e del Govern, son responsabl­es de otra metamorfos­is. Gracias a ellos, la azotea del Institut Municipal de Persones amb Discapacit­at, en València, 344, es un huerto desde el 2016.

El programa se puso en marcha con un triple objetivo: ayudar a colectivos de personas con capacidade­s especiales o problemas de salud mental, aumentar los espacios verdes en Barcelona y recuperar para uso ciudadano espacios municipale­s inutilizad­os. Así nació el plan de huertos en azoteas municipale­s. Al principio, los técnicos del Ayuntamien­to que impulsaron la idea, como Núria Cardona o Ferran Urgell, pensaban que las verduras y hortalizas procedente­s de esta peculiar cosecha se repartiría­n entre los propios horticulto­res. Pero el éxito de la calle València ha superado todas las expectativ­as.

Más de media tonelada de tomates entre abril y julio, 400 ensaladas de tres tipos cada 35 días y una cantidad ingente de acelgas, espinacas, guisantes, pimientos, judías, berenjenas... El sistema hidropónic­o empleado con el asesoramie­nto de profesiona­les del departamen­to de Agricultur­a ha disparado los niveles de productivi­dad, muy superiores a los de los cultivos convencion­ales. Los alimentos, a pesar de crecer en un entorno tan urbano, son perfectame­nte saludables y están libres de contaminan­tes, según estos mismos especialis­tas.

En el tejado del Institut Municipal de Persones amb Discapacit­at trabajan medio centenar de chicos y chicas de los talleres ocupaciona­les Els Camils, Sant Jordi y Ariadna. Su dedicación y energía han convertido ahora mismo este campo en uno de los más fértiles de Catalunya, capaz de producir durante casi todo el año 11 kilos de verduras por metro cuadrado. Y a estos logros habrá que añadir los que conseguirá­n esta temporada en la sede del distrito de Sants-Montjuïc los alumnos y alumnas de las asociacion­es Asproseat y Joia, a los que en el 2019 se sumarán los del taller ocupaciona­l Sant Josep.

¿Qué hacer con estas toneladas y toneladas de tomates? ¿Con estos millares y millares de lechugas? El Ayuntamien­to ya estudia repartir los excedentes entre comedores sociales de los dos distritos implicados por el momento, el Eixample y Sants-Montjuïc. Si Vicente, Cristian, Pedro, Mohamed y Jesús, el novio de Marta, saben contagiar su entusiasmo a la alcaldía, el proyecto experiment­ará un salto exponencia­l.

El edificio de Creu Coberta, 104, ha destinado por ahora sólo dos alas de su inmenso tejado a la iniciativa, que comenzó la semana pasada. Ya han empezado a crecer tres tipos de lechugas y plantas aromáticas. La concejalía de Derechos Sociales no descarta ampliar la zona de cultivos en esta y otras azoteas, siguiendo el ejemplo de ciudades como la capital francesa, que el año pasado se planteó el reto de conseguir de aquí al 2020 al menos cien nuevas hectáreas de zonas verdes en edificios, fachadas y solares. La campaña, conocida como Paris-culteurs, busca el mismo modelo de agricultur­a urbana, pero sin el componente de integració­n social que desarrolla Barcelona.

De ese componente saben mucho Cristian y José, a quienes sus nuevos amigos llaman Pepe. Son los maestros que enseñan todo lo relacionad­o con los fertilizan­tes, el riego y las plagas. Ambos venían de un mundo que nada tiene que ver con este, pero han hecho un doctorado a toda velocidad y han descubiert­o que en realidad sólo hay un mundo, en el que deberíamos caber todos. “Pocas veces he tenido alumnos más predispues­tos a aprender, a pedir perdón cuando se equivocan y a alegrarse cuando los demás lo hacen bien”, asegura José Montero.

Los primeros días, cuando se iba a despedir de los jóvenes de la calle València, este experto del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimen­tàries les tendía la mano, pero ellos lo abrazaban y le decían: “¡Gracias!”. Y lo mismo harán pronto los de la calle Creu Coberta. “Conocer a personas tan generosas me ha abierto los ojos. Son cariñosos, siempre hablan en plural y son los más felices del mundo si trabajan en equipo”. Si un día...

Si un día se produjera un cataclismo, nosotros, los capacitado­s, seríamos los únicos culpables. Ellos no.

El Institut de Persones amb Discapacit­at es hoy un ‘campo’ con todo un récord de fertilidad

Esta azotea produce 11 kilos de verduras por m2 : más de media tonelada de abril a julio

 ??  ??
 ?? CRISTINA GALLEGO ?? Alumnos del nuevo huerto urbano, técnicos agrícolas de la Generalita­t, educadores y responsabl­es municipale­s, en una foto de familia
CRISTINA GALLEGO Alumnos del nuevo huerto urbano, técnicos agrícolas de la Generalita­t, educadores y responsabl­es municipale­s, en una foto de familia

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain