Charlie Rose
Rose, el prestigioso periodista de la CBS, cae del pedestal por ser otro depredador sexual
PERIODISTA TELEVISIVO
Los canales CBS, PBS y Bloomberg TV han cancelado la colaboración del prestigioso periodista televisivo Charlie Rose, de 75 años, después de que ocho mujeres que trabajaron con él entre 1990 y 2011 le hayan acusado de acoso sexual.
Hay gente a la que se la ve venir. Y otros que dejan patidifuso al público, engañado por el oropel y el prestigio con pies de barro.
A pocos les sorprendió que apareciese un audio en el 2016 en el que a Donald Trump, rumbo a la Casa Blanca, se le escucha decir en el 2005 que, por su poder, tenía capacidad para coger a cualquier mujer por sus genitales. La soberbia del intocable.
Si a unos se les ve el plumero –una docena de mujeres acusaron y acusan a Trump de ser un acosador sexual–, otros provocan sorpresa al trascender la noticia. ¿Tú también, Charlie Rose? Charlie Rose, de 75 años, uno de los rostros más prestigiosos de la televisión estadounidense, la expresión intelectual de la pantalla, la ética del buen periodismo, el rigor, un maestro y un señor que ha ido ganado predicamento al sumar temporadas, pues si, todo esto se derrumbó este lunes.
Todo convertido en cristales rotos cuando The Washington Post desveló que ocho mujeres –tres de ellas con nombres y apellidos– han sufrido el zarpazo de las garras del animal que lleva dentro este supuesto hombre ejemplar. Las denuncias abarcan desde 1990 a, al menos, el 2011. El arco de las víctimas se extiende de los 21 a los 37 años en el momento de los encuentros.
Siempre se da una misma circunstancia. Ellas buscaban trabajo y él se lo ofrecía en la producción de su Charlie Rose Show, por el que han pasado una larga lista de personalidades, desde presidentes y estrellas en cualquier terreno. Las sometía a su prueba: les tocaba los muslos, las nalgas o los pechos, las recibía sin ropa si acudían a su casa de Bellport (Long Island) por razones laborales o las telefoneaba con nocturnidad y las atosigaba con sus ensoñaciones: “Me gustaría que estuvieras aquí, en mi piscina, bañándote desnuda”.
A la que se resistía o no mostraban predisposición, a la calle.
Los canales PBS (televisión pública) y Bloomberg TV han cancelado su programa, mientras que uno de los espacios de máxima audiencia en las mañanas, el This
morning de la CBS, no sólo suspendió su colaboración, sino que le ha echado.
Rose emitió un comunicado en el que reconoció su responsabilidad –aunque matizó que no consi- dera ajustadas todas las alegaciones– y pidió disculpas. “Él era un depredador sexual y yo fui su víctima”, confesó Reah Bravo, una de las denunciantes. Lo mismo cuentan Megan Creydt o Kyle Godfrey-Ryan, quien contó que recibía llamadas del jefe y le preguntaba si alguien estaba a su lado y si la tocaba. Kyle acudió a Yvette Vega, productora ejecutiva del show, y le respondió que ese era “Charlie haciendo de Charlie”. Ayer, Vega entonó el mea culpa: “Debería haber hecho más por esas chicas”.
Así es, ese señor de la comunicación ante la cámara ya tenía mala fama detrás. Buscaba chicas jóvenes, vulnerables en lo salarial, para su equipo. Se las conocía como “las ángeles de Charlie”.
En el 2010, Irin Carmon, una de las autoras del reportaje del Post, intentó en Jezebel sacar adelante este reportaje. Halló un muro de silencio por el miedo que despertaba Rose. Ese muro ha caído tras el valor de las mujeres al denunciar al empresario Harvey Weinstein. Le han seguido muchos más de todos los sectores. A la espera del próximo.
En público era la voz de la ética, pero detrás de la cámara requería favores carnales para ofrecer trabajo