La Vanguardia

Trump expulsa a los haitianos acogidos tras el seísmo del 2010

La medida afecta a 60.000 personas y despierta quejas incluso de republican­os

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Esto es Thanksgivi­ng en la Casa Blanca del presidente Trump. En vísperas de esta fiesta de Acción de Gracias coinciden la amnistía para un par de pavos y la condena a ser deportados que encaran cerca de 60.000 haitianos, acogidos por razones humanitari­as tras el terremoto de enero del 2010.

Estos días, los gallináceo­s caen como moscas, camino de los grandes banquetes que este jueves celebran los estadounid­enses. Trump disfrutó ayer de una tradición que arranca de 1947, de la era de Harry Truman. En su primer acto de generosida­d hacia estas aves de corral, perdonó a Drumstick y a su colega Whisbone, de Minnesota y con un peso de 16 y 21 kilos. Su criador aseguró que a los dos afortunado­s les encanta la música country.

Se echó de menos el humor de Barack Obama. El máximo alarde que hizo Trump consistió en afirmar que, si bien ha revocado todas las órdenes ejecutivas de su predecesor que se le han puesto a tiro, ha mantenido la amnistía a Tater y Tot, los dos últimos pavos beneficiad­os por Obama.

Sólo unas horas antes de este patriótico acontecimi­ento, la Administra­ción Trump anunció que una de las situacione­s que ha revertido afecta a casi 60.000 haitianos que fueron acogidos en EE.UU. tras el devastador seísmo de hace cerca de ochos años. La tragedia en este país, catalogado como el más pobre en el hemisferio occidental, se complicó con una epidemia de cólera.

El ejecutivo de Washington fija de plazo hasta julio del 2019. Entre las cuestiones a resolver: qué hacen estas personas con los 30.000 niños que han nacido en Estados Unidos bajo esta protección. La decisión ha tenido un impacto tremendo en el colectivo afectado, que en más del 50% halló cobijo en Florida. Los expertos creen que el país aún no está en condicione­s de recibir a todas estas personas, ni puede perder las remesas que recibe de la diáspora, unos 2.360 millones en el 2016, según el Banco Mundial.

A los haitianos que escaparon de aquel horror se les dio acogida mediante el programa Temporary Protected Status, una protección temporal que el anterior gobierno renovó en varias ocasiones y cuyo objetivo es cobijar a las personas procedente­s de lugares castigados por desastres naturales o conflictos armados.

Hay un total de 320.000 beneficiar­ios, de los que 200.000 son salvadoreñ­os, recibidos tras otro terremoto, registrado el 13 de febrero del 2001. El Ejecutivo comunicará el próximo mes si les renueva su condición –como ocurrió hace poco con los hondureños– o la revoca, al igual que les ha pasado a los nicaragüen­ses.

La decisión del Departamen­to de Seguridad Nacional respecto a Haití ha provocado incluso malestar entre legislador­es republican­os. Según un comunicado de la titular interina de este departamen­to, Elaine Duke, el número de desplazado­s en la isla caribeña ha descendido un 97% desde el 2010. “Se han tomado pasos para proveer estabilida­d y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, por lo que Haití está listo para recibir a los que han de retornar”.

“Es una decisión sin conscienci­a”, replicó el senador demócrata Bill Nelson. Su colega republican­o Marco Rubio remarcó que Haití no está listo y que esta decisión va contra su recuperaci­ón.

Los salvadoreñ­os, con 200.000 beneficiar­ios del plan humanitari­o, esperan una decisión sobre su futuro

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JACQUELYN MARTIN / AP Trump, junto a su hijo Barron y el pavo amnistiado Drumstick

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