Trump expulsa a los haitianos acogidos tras el seísmo del 2010
La medida afecta a 60.000 personas y despierta quejas incluso de republicanos
Esto es Thanksgiving en la Casa Blanca del presidente Trump. En vísperas de esta fiesta de Acción de Gracias coinciden la amnistía para un par de pavos y la condena a ser deportados que encaran cerca de 60.000 haitianos, acogidos por razones humanitarias tras el terremoto de enero del 2010.
Estos días, los gallináceos caen como moscas, camino de los grandes banquetes que este jueves celebran los estadounidenses. Trump disfrutó ayer de una tradición que arranca de 1947, de la era de Harry Truman. En su primer acto de generosidad hacia estas aves de corral, perdonó a Drumstick y a su colega Whisbone, de Minnesota y con un peso de 16 y 21 kilos. Su criador aseguró que a los dos afortunados les encanta la música country.
Se echó de menos el humor de Barack Obama. El máximo alarde que hizo Trump consistió en afirmar que, si bien ha revocado todas las órdenes ejecutivas de su predecesor que se le han puesto a tiro, ha mantenido la amnistía a Tater y Tot, los dos últimos pavos beneficiados por Obama.
Sólo unas horas antes de este patriótico acontecimiento, la Administración Trump anunció que una de las situaciones que ha revertido afecta a casi 60.000 haitianos que fueron acogidos en EE.UU. tras el devastador seísmo de hace cerca de ochos años. La tragedia en este país, catalogado como el más pobre en el hemisferio occidental, se complicó con una epidemia de cólera.
El ejecutivo de Washington fija de plazo hasta julio del 2019. Entre las cuestiones a resolver: qué hacen estas personas con los 30.000 niños que han nacido en Estados Unidos bajo esta protección. La decisión ha tenido un impacto tremendo en el colectivo afectado, que en más del 50% halló cobijo en Florida. Los expertos creen que el país aún no está en condiciones de recibir a todas estas personas, ni puede perder las remesas que recibe de la diáspora, unos 2.360 millones en el 2016, según el Banco Mundial.
A los haitianos que escaparon de aquel horror se les dio acogida mediante el programa Temporary Protected Status, una protección temporal que el anterior gobierno renovó en varias ocasiones y cuyo objetivo es cobijar a las personas procedentes de lugares castigados por desastres naturales o conflictos armados.
Hay un total de 320.000 beneficiarios, de los que 200.000 son salvadoreños, recibidos tras otro terremoto, registrado el 13 de febrero del 2001. El Ejecutivo comunicará el próximo mes si les renueva su condición –como ocurrió hace poco con los hondureños– o la revoca, al igual que les ha pasado a los nicaragüenses.
La decisión del Departamento de Seguridad Nacional respecto a Haití ha provocado incluso malestar entre legisladores republicanos. Según un comunicado de la titular interina de este departamento, Elaine Duke, el número de desplazados en la isla caribeña ha descendido un 97% desde el 2010. “Se han tomado pasos para proveer estabilidad y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, por lo que Haití está listo para recibir a los que han de retornar”.
“Es una decisión sin consciencia”, replicó el senador demócrata Bill Nelson. Su colega republicano Marco Rubio remarcó que Haití no está listo y que esta decisión va contra su recuperación.
Los salvadoreños, con 200.000 beneficiarios del plan humanitario, esperan una decisión sobre su futuro