La Vanguardia

Fotogramas sin humo

- ANNA BUJ Barcelona

La filmografí­a entera de Alain Delon y Jean-Paul Belmondo, que inhalan un número incalculab­le de cigarrillo­s, o las biografías filmadas de grandes fumadores, como Serge Gainsbourg o Coco Chanel, podrían no volver a repetirse en el futuro del cine francés. Sería una de las consecuenc­ias de una idea que ha dejado caer el Ministerio de

Sanidad del país, que insinuó prohibir las escenas de fumadores en las películas para “desnatural­izar la imagen del tabaco en la sociedad”.

Así lo afirmó la titular de Sanidad, Agnès Buzyn, quien en un debate en el Senado sugirió una “acción firme” contra la publicidad de las tabaqueras. Lo dijo como respuesta a la senadora socialista por el Sarthe Nadine Grelet-Certenais, quien en una impetuosa intervenci­ón en la Cámara Alta aseguró que el tabaco en el cine “contribuye a banalizar la práctica, si no a promoverla, entre niños y adolescent­es, los primeros consumidor­es de series y películas”.

“No entiendo por qué los cigarrillo­s son tan importante­s en el cine francés”, coincidió Buzyn, aunque luego lo reconsider­ó y afirmó en Twitter que nunca ha evocado la prohibició­n. La idea de la senadora llamó la atención de la ministra, que prometió hablar con su homóloga en Cultura para ponerse las pilas en la lucha contra el tabaquismo en “el marketing social, las redes sociales y no normalizar su imagen, especialme­nte de cara a los jóvenes”. En el debate se aprobó la subida del precio de la cajetilla de tabaco a 10 euros de cara al 2020.

La preocupaci­ón es entendible. No se trata sólo de la mitificaci­ón del pitillo en el cine en blanco y negro, sino que según un estudio del 2012, el 80% de las 180 películas francesas más vistas entre el 2005 y el 2010 tienen al menos una escena de tabaquismo (con un fumador, un cenicero o apagando un cigarro). El 30% de ellas, más de 10. De media, el tabaco ocupa 2,4 minutos por cinta. Y eso que para realizar el cálculo no se cuentan los 43 minutos de humo en Gainsbourg, vie héroïque (2010), uno de los biopics más celebrados.

Para el crítico de cine Thomas Choury el cigarrillo no suele ser un elemento principal en el cine francés pero sí recurrente. “Muchos personajes fuman sin que esto les genere preguntas”, concede. “Yo creo que esto tiene una explicació­n histórica, el cigarrillo ha sido durante tiempo un detalle erótico –que viene del cine americano, de las películas en blanco y negro– y la Nouvelle Vague lo ha seguido muchas veces. Es un cliché muy parisino ver a un pequeño burgués, un poco escritor, un poco artista, que vaga por las calles cigarrillo en boca”, cuenta Choury.

No es un problema exclusivam­ente de Francia: la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) asegura que el 44% de las películas de Hollywood en el 2014 contenían al menos una escena con un cigarrillo, por lo que pidió que fueran recomendad­as a mayores de 18 años.

Según la senadora GreletCert­enais, la fuerte presencia del tabaco en la gran pantalla explicaría por qué Francia no consigue rebajar las cifras de jóvenes fumadores en el país desde el 2010. La última encuesta de sanidad pública, del año pasado, señala que el 28,7% de los franceses entre 15 y 75 años fuman cotidianam­ente. El tabaco mata cada año a 80.000 personas.

La pionera en desmitific­ar el tabaco, como en tantas otras cosas, fue Simone Veil, quien como ministra de Sanidad prohibió su publicidad en televisión y radio en 1976. Luego, en 1991 la ley Évin acabó con toda forma de representa­ción de cigarrillo­s en lugares públicos, algo que generó alguna que otra polémica, como cuando eliminaron la pipa de Jacques Tati en un cartel del metro.

Esta propuesta iría todavía más allá, pero debería luchar contra el rechazo de un sector que en pocos días ha manifestad­o su estupefacc­ión. “¡Es alucinante que se quieran imponer restriccio­nes a la representa­ción en el cine!”, clama por teléfono el periodista Didier Rykner, fundador de la Tribune de l’Art. “Es absurdo, es presentar el cine como algo integrista. El cine está llamado a representa­r la vida del día a día, y en la vida hay gente que fuma. Si prohibimos la gente que fuma para no incitar a fumar, deberíamos prohibir la gente que bebe, que se droga, que conduce rápido, que cruza mal los pasos de cebra, que no son educados... ¡hasta donde llegaremos!”, continúa Rykner: “¡Imagínate un filme policial sin una persecució­n o sin que lleven pistolas!”.

No es el único en tachar de censura esta idea, poco realista de momento. En una metáfora muy francesa en la cadena Europe 1, el filósofo Raphaël Enthoven dijo que pretender “inyectar moralidad dentro del séptimo arte es como echar cocacola en un Château Lafite”.

El Ministerio de Sanidad francés pone en el punto de mira los cigarrillo­s en las películas

El 80% del cine francés actual contiene al menos una escena de tabaquismo

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ONE WORLD FILMS / STUDIO 37 / FRANCE 2 CINÉMA / XILAM / UNIVERSAL PICTURES INTERNATIO­NAL Un gran fumador. Escena de Gainsbourg, vie héroïque. Debajo, la ministra Agnès Buzyn
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