El tenis, en el diván
Por qué no subir unos centímetros la red o marcar una línea de saque más atrás del rectángulo de juego, como propuso en su día Rafa Nadal? Eso permitiría que la potencia no fuese el principal valor del servicio, sobre todo en superficies rápidas. ¿O por qué no reducir la superficie de golpeo autorizada en las raquetas, como propuso su tío y ya exentrenador Toni Nadal? Eso podría volver a hacer del tenis un deporte más técnico y menos agresivo. ¿Y si los tie breaks fuesen más cortos, como ideó John McEnroe pensando en una resolución más ágil de los sets? ¿Y quizá llevar a los partidos de singles el súper tie-break del set decisivo, como en los dobles, como sugirió Novak Djokovic? Sin duda el desempate ganaría emoción. ¿Por qué la tierra no puede ser azul, como pretendía Manolo Santana para su Masters 1000 de Madrid? La bola se vería mejor en la gira de arcilla.
Las ideas de los jugadores y, sobre todo, de los directivos de la ATP y de la WTA para poner el tenis al día son muchas y de lo más variadas, pero hasta ahora no se habían concretado en un deporte donde sólo la tecnología ha ido marcando la línea del progreso. Las raquetas, las nuevas superficies, los nuevos materiales sintéticos en la pelotas y novedades tecnológicas como los sensores de la red o el ojo de halcón han hecho del tenis un deporte cada día más espectacular y más televisivo, aunque sus normas apenas han variado en sus más de cien años de historia. Como en su día se introdujeron las bolas amarillas o la muerte súbita, el tenis se debate sobre la aplicación de nuevas reglas que le permitan evolucionar y seguir compitiendo como deporte y espectáculo global con otros deportes de masas. El nuevo torneo NextGen que se disputó en Milán hace dos semanas fue el gran banco de pruebas de una serie de modificaciones en las que tanto el circuito masculino como el femenino trabajan desde hace casi una década. Hasta el punto de que Chris Kermode, presidente de la ATP, no dudó en reconocer que en esta nueva final para jugadores menores de 21 años tenía tanta importancia la experimentación de nuevas normas como su concepto en sí en una época en la que la élite del tenis envejece.
En Milán, las ocho grandes promesas de este deporte disputaron sets de cuatro juegos, en los que el tie-break incluso se adelantaba al 3-3. No fueron partidos más cortos, ya que se disputaron a cinco mangas, aunque sí con más momentos decisivos, como en su día sugirieron las potentes federaciones australiana y estadounidense, ávidas del espectáculo que ofrecen otros deportes. Se eliminó, asimismo, la ventaja en el deuce para dar respuesta a otra reivindicación procedente de Estados Unidos: la bola de oro. Ya experimentado en dobles, a veces con la elección por parte del restador del jugador que debía servir, en Milán se impuso sin ningún condicionante. También se abolió el let, dando por buenos todos los servicios que botaban en la zona de saque.
Y, con menor incidencia en el juego en sí, se establecieron otras cinco reglas que inciden especialmente en el espectáculo, tanto en la pista como, especialmente, en televisión: se acortó el calentamiento de 15 a 5 minutos, se dejó circular libremente al público de las tribunas laterales durante todo el encuentro, se permitió el coaching en pista incluso con soportes audiovisuales, se marcaron con un cronómetro los tiempos de servicio y se eliminaron los jueces de línea para que el ojo de halcón en directo determinase las bolas buenas.
Una serie de novedades que fueron evaluadas de forma diversa por los participantes. En general hubo consenso sobre el apoyo de la tecnología y dudas sobre el cambio de formato de sets. “El reloj entre saques y el ojo de halcón en las líneas lo veremos en el circuito, pero el resto... no lo creo”, consideró Alexander Zverev. Está por ver, sin embargo, el encaje del ojo de halcón en los torneos de tierra, donde se sigue atendiendo a las marcas que dejan las bolas en su impacto. El Open de Australia, de hecho, ya usará el cronómetro de saque.
“El nuevo sistema de puntuación no me gusta nada”, reseñó Dominic Thiem. “Los sets más cortos pueden ser interesantes, pero al mismo tiempo hacen que cada punto cuente mucho más, por lo que tenderás a arriesgar menos e intentar menos cosas”, dijo Roger Federer al respecto. “Para un jugador que pierda el servicio será difícil recuperarlo en el set”, añadió Marin Cilic. “Si no experimentas nada no puedes decir qué es mejor o peor y hay que buscar la manera de tener el mejor espectáculo posible, pero si me preguntan si quiero estos cambios diría que no”, sentenció Nadal, más partidario de acotar en el tenis esa potencia.
SISTEMA DE PUNTUACIÓN
Las federaciones de Australia y Estados Unidos piden más momentos decisivos en los partidos
La aplicación de nuevas normas en el reciente
torneo NextGen y las propuestas de los propios
jugadores llevan al tenis a reinventarse
LA TECNOLOGÍA
El Open de Australia ya pondrá en marcha el cronómetro de saque y se estudia el ojo de halcón en directo