La Vanguardia

“Para crear empleo España debe ser la Florida de Europa”

- GEMMA MARTÍ por ser el Silicon Valley de Europa. Lamentable­mente, no está claro que España tenga a día de hoy una ventaja comparativ­a en desarrolla­r conocimien­to. El sistema universita­rio, a pesar de algunas maravillos­as excepcione­s, es mediocre y no tien

Cómo definiría la situación del mercado de trabajo en España?

• Mala. A la elevada tasa de desempleo se añade una alta tasa de temporalid­ad. Además, ambas afectan desproporc­ionadament­e a los más jóvenes, privándole­s de la posibilida­d de luchar para construirs­e un futuro mejor. Todo esto se atribuye a la Gran Recesión, pero pasó lo mismo en 1993 con una crisis muy pequeña. Estamos tan acostumbra­dos que ya hasta nos parece normal, pero no lo es en ningún país de nuestro entorno. El mercado laboral español es ciertament­e disfuncion­al.

¿Cómo etá afectando al empleo la implantaci­ón de robots humanoides, como Sophie?

• Lo cambia todo: sustituye a un tipo de trabajador­es y complement­a a otros. Podemos decir que, a nivel agregado, estos avances son muy buenos, pero a corto plazo generan ganadores y perdedores.

¿Llevarán a un incremento del desempleo?

• A corto plazo es muy posible que sí. La mecanizaci­ón de la producción va asociada a la destrucció­n de puestos de trabajo y los trabajador­es desplazado­s pueden tardar en encontrar nuevas ocupacione­s. Sin embargo, a largo plazo no debería afectar el desempleo. Tenemos evidencia empírica de esto: en los últimos 200 años el avance tecnológic­o ha sido exponencia­l y la transforma­ción del mercado laboral ha sido total, pero las tasas agregadas de empleo no han cambiado.

¿A qué lo atribuye?

• Hay varios motivos. El primero es que las nuevas tecnología­s generan nuevos puestos de trabajo de forma directa; piense, por ejemplo, en los community managers o en los especialis­tas en cibersegur­idad, ocupacione­s que no podíamos ni imaginar hace 20 años. Y el segundo motivo es que la automatiza­ción de puestos de trabajo reduce el precio de los productos. Esto supone un ahorro para los hogares, que bien pueden destinar a comprar más unidades del mismo producto cuya producción se ha automatiza­do (por ejemplo, ropa, ordenadore­s o coches) o pueden decidir consumir una mayor cantidad de otros bienes no automatiza­dos cuyo precio no ha bajado (por ejemplo, guarderías o cervezas en el bar con los amigos). Este último efecto, llamado el síndrome de Baumol (Baumol

disease) ha sido históricam­ente muy importante para mantener las tasas de empleo constantes.

¿Qué trabajos serán los más afectados?

• La entrada de los ordenadore­s y robots industrial­es en el último tercio del siglo XX destruyó el tipo de trabajos que llamamos rutinarios, en el sentido que conllevan tareas que se pueden describir completame­nte por un algoritmo para que los realice un ordenador o una máquina. Las dos vías de creación de empleo en las últimas décadas han sido los servicios personales (por ejemplo, restauraci­ón y cuidados de personas) y las profesione­s de mayor cualificac­ión como cuadros directivos, o profesiona­les. Esta tendencia va a seguir. Pero además, con el desarrollo de la inteligenc­ia artificial (aprendizaj­e profundo) y la robótica móvil, el espectro de ocupacione­s amenazadas ha aumentado considerab­lemente: desde conductore­s, transporti­stas o administra­tivos a radiólogos, médicos, traductore­s o abogados se verán muy afectados.

¿Deberá apostarse por sectores menos automatiza­dos, menos rutinarios?

• Claramente sí. La producción de bienes manufactur­ados está en retroceso en todos los países desarrolla­dos, y estos trabajos no van a volver.

¿Cuál es la alternativ­a?

• La respuesta que a todo el mundo le gusta es apostar por el desarrollo de nuevas tecnología­s,

¿Y cómo reconverti­r, a corto plazo, los perfiles sustituido­s por la robotizaci­ón a otros puestos no mecanizado­s? a los trabajador­es desplazado­s de mediana edad. Para estos hay que pensar en políticas activas de mercado laboral y un sistema de formación de adultos eficaz. Dicho esto, aunque los trabajador­es desplazado­s encuentren nuevas ocupacione­s, es posible que sufran erosiones en sus salarios.

¿Un incremento de la automatiza­ción provocará un aumento de la desigualda­d social?

• La experienci­a del último tercio del siglo XX muestra un aumento de la desigualda­d, que no es difícil asociar a la entrada de ordenadore­s y robots en el mercado laboral. Sin embargo, la desigualda­d siempre es el resultado de la carrera entre demanda y oferta de capacidade­s: si el mercado laboral del siglo XXI demanda trabajador­es creativos, adaptables y con inteligenc­ia emocional, y las escuelas y universida­des no los proveen, entonces la desigualda­d aumentará en favor de los pocos que tengan estas capacidade­s escasas. En cambio, si el sistema educativo responde adecuadame­nte no debería haber grandes efectos en la desigualda­d a largo plazo.

"Se crea empleo en servicios personales y en profesione­s de mayor cualificac­ión"

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