El proyecto de la Rambla resucita a Martí i Pol
“Tot està per fer i tot és possible” podría ser el resumen del plan que ganó el concurso internacional para la reforma de la Rambla
La segunda presentación en público del insólito proyecto ganador para “la transformación integral, social y urbanística de la Rambla” dejó al auditorio la sensación de esas películas que antes de comenzar necesitan que una voz en off explique qué se va a ver. Puede ser un exordio entusiasta, como el de las letras menguantes de La guerra de las galaxias. O un batiburrillo farragoso, como el de algunos títulos insignes del péplum que mezclaban a Hércules con Atila y daban a entender que el imperio romano se desmoronó de un día para otro.
De momento, los vecinos y comerciantes se inclinan más por la primera opción, a tenor de la cálida acogida que brindaron ayer a la nueva puesta de largo del proyecto (la primera fue en septiembre, ante la prensa). Pero esa excelente respuesta no oculta que el equipo de km-Zero ha ganado este concurso internacional con una idea o más bien una metodología de trabajo que ahora se tiene que desarrollar. Nunca ha estado más justificada la cita de los celebérrimos versos de Martí i Pol: “Tot està per fer i tot és possible”. La teniente de alcalde Janet Sanz explicó que este tenía que ser “un proyecto especial porque la Rambla es muy especial”. Ella y otros munícipes (en la presentación del acto participaron nueve ponentes, sin contar con la numerosa fila cero, integrada por asociaciones sociales, vecinales, profesionales y culturales) insistieron en que “de aquí puede salir una manera de hacer aplicable en otras partes de la ciudad”.
Km-Zero es un heterogéneo grupo de representantes de la arquitectura, sociología, filosofía, biología, ingeniería, economía, urbanismo y el derecho, entre otras áreas. Su rostro más visible es la arquitecta Itziar González, muy afín a la alcaldesa Ada Colau, y que fue concejal independiente de Ciutat Vella durante el mandato de Jordi Hereu. Esta profesional, que dimitió porque no se sintió arropada cuando denunció con clarividencia un fraude urbanístico del caso Millet o caso Palau, resumió el acto de ayer con un lacónico: “Os necesitamos”.
El ruego iba dirigido a los vecinos, comerciantes y representantes institucionales que abarrotaron el auditorio del Palau de la Virreina. En los próximos seis meses se reunirán en dos salas de la Virreina cuatro “grupos cooperativos de ciudadanos” para concretar cuáles son los problemas de la Rambla y cómo se tienen que abordar. Estas iniciativas serán “talleres abiertos” o “seminarios de formación y aprendizaje continuo en un proceso acumulativo de conocimiento”. Con estas propuestas ciudadanas se pretende, entonces sí, realizar el anteproyecto que quiere promover el renacimiento de la Rambla. ¿Cómo se conseguirá? Eso está por ver. Algunos objetivos son muy fáciles de entender, como la mejora de “la permeabilidad, accesibilidad y movilidad”. Otros son un canto a la ambigüedad: “Recuperar la percepción del espacio Rambla”. La oposición municipal ya criticó en pleno el pasado septiembre la falta de concreción del proyecto ganador. Ayer se dieron algunas pinceladas, pero de nuevo fueron genéricas declaraciones de buenas intenciones. Una de las integrantes de Km-Zero dejó caer que habría que “limpiar la Rambla de elementos distorsionadores” y “mejorar los servicios existentes con criterios de sostenibilidad y eficiencia”. También habría que “racionalizar o restringir la circulación”, pero sin entrar en detalles. La previsión es que en otoño del 2018 esté listo el anteproyecto, que dará paso al proyecto ejecutivo y al inicio de las obras, “que podrían comenzar en el 2019”. Sólo entonces el público sabrá si esta elaborada película coral satisface tan bien las expectativas, como parecen hacerlo los carteles promocionales y los títulos de crédito.
El plan combina ideas claras con otras muy ambiguas, como que “hay que recuperar la percepción del espacio”